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¿QUIÉN FUE ESTER?

Esther_1024Joven judía “de hermosa figura y de buen parecer” (Ester 2:7), cuya familia había sido llevada a Persia cuando Nabucodonosor exiló a los judíos. Ester (E.) nació en Persia, sus padres murieron y fue criada por su tío Mardoqueo. Es la heroína del libro de la Biblia que lleva su nombre, donde se narra la forma en que fue llevada al palacio real, su selección como reina, y su valentía al defender a su pueblo de las maquinaciones de Amán. El nombre de Hadasa fue cambiado a E., que puede haber sido tomado de una palabra persa que significa “estrella”, aunque algunos piensan que se relaciona con el nombre de la diosa Istar.

No se tienen noticias de E. en la literatura secular. Lo que sí se sabe es que los reyes persas tenían muchas esposas, cosa que se comprueba en el relato de E. Los historiadores consignan que el rey Asuero (Jerjes I), en su expedición contra Grecia, llevó consigo a una de sus reinas, de nombre Amestris. Ésta de seguro era miembro de una de las siete principales familias de Persia, porque era obligatorio que el rey tomara esposa de una de ellas. Algunos suponen que Amestris es la misma conocida en la Biblia como Vasti.

Fuente: Alfonso Lockward, Nuevo Diccionario De La Biblia (Miami: Editorial Unilit, 1999), 371.

 

El nombre Ester viene del hebreo ’Estêr; quizá derivado de una palabra persa que significa “estrella” [de la fortuna]. Asimismo fue Reina judía del rey Asuero, o Jerjes, y heroína del libro del mismo nombre (véase Asuero 2). El nombre original hebreo de Ester era Hadassâh, “mirto”. Probablemente adoptó el nombre Ester al entrar en la corte persa. Era hija de Abihail, aparentemente un benjamita, e hija adoptiva de su primo Mardoqueo,* miembro de la corte de Asuero (Est. 2:5, 7, 15). Tanto Ester como Mardoqueo eran descendientes de los exiliados hebreos que habían sido transportados a Babilonia por Nabucodonosor más de 100 años antes, pero estaban entre los que habían elegido permanecer en la tierra de su exilio cuando Ciro les dio permiso para regresar a Judea. Ambos eran residentes en Susa,* la antigua capital de Elam (pero en su tiempo una de las varias capitales de Persia), ubicada a unos 320 km al este de Babilonia (Mapa XII, D-8).

Ester era una joven notablemente hermosa, cuyo tacto y simpatía le ganaron el favor real y el título de reina después que la anterior, Vasti, cayera en desgracia. Asuero le dio ese rango en su 7° año (c enero de 478 a.C.). Esto habría ocurrido poco después de la desastrosa guerra contra Grecia, marcada por las batallas de Salamina y de Platea. Cuatro años más tarde, en abril de 474 a.C., el favorito real, Amán, echa suertes y consigue que el rey firme un decreto real autorizando la muerte de todos los judíos dentro del Imperio Persa y la confiscación de sus propiedades (Est. 3:7–15). Por medio de este decreto procura vengarse de Mardoqueo, que, cuando el favorito entraba y salía por la puerta del palacio, permanentemente rehusaba inclinarse ante él (vs 2–6).

Naturalmente, entre los judíos el decreto produce gran consternación, y Mardoqueo informa del problema a Ester (4:1–7) con la advertencia de que Dios ha dirigido las cosas para que ella pueda ser reina en esa hora de crisis y salvar a su pueblo (vs 8–17). En un supremo acto de valor sólo igualado por su infinito tacto, Ester interviene en favor de su nación, aparentemente revelando por primera vez que ella misma es judía (cps 6 y 7). Después de la ejecución de Amán, el rey eleva a Mardoqueo al anterior cargo del enemigo, y en el mes de junio firma un decreto preparado por Mardoqueo que neutraliza el anterior (cp 8). Como gozoso recuerdo de su milagrosa providencia, los judíos decretan un período de fiesta conocido como Purim,* “suertes”, por la suerte que echó Amán (3:7; 9:17–32). Desde entonces, los judíos la celebran en honor de Ester por su espíritu de valor y devoción, a quien Dios usó para la liberación de su pueblo (figs 212, 337).

Fuente: 
Siegfried H. Horn, ed. Aldo D. Orrego, trans. Rolando A. Itin y Gaston Clouzet, Diccionario Bíblico Adventista (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 409.

 

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Un comentario al libro de Ester: http://bibliapoder.wordpress.com/2013/06/18/un-comentario-al-libro-de-ester/

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