Mientras que estos aspectos de liderazgo pueden ser verdaderos en muchos otros aspectos de la vida, los menciono ahora con referencia a ser cristiano y a ejercitar el liderazgo en un contexto congregacional:
LIDER
Cristo mismo ordenó muchas cosas. Por ejemplo, Él ordenó que instruyéramos a los demás (Mateo 28:20). Pablo también ordenó. Él dijo a los cristianos que les dijeran a los demás que hacer. Él instruyó a los ancianos para que decidieran que debían enseñar, pero con gentileza (2 Timoteo 2:24–25) y con paciencia (2 Timoteo 4:2). Nosotros que somos pastores debemos ser cuidadosos al enseñar, porque Dios nos hará responsables de que tan fieles hemos sido a Su Palabra (ver Santiago 3:1). Claramente, los líderes de la iglesia, como cualquier otro líder, deben ordenar, tomar decisiones y tomar la responsabilidad.
Algunos hoy en dia no se sienten cómodos con esto. Pero Jesús claramente ordenó, y Él instruyó a Sus seguidores (y eso nos incluye a nosotros) hacer lo mismo: enseñar, dar instrucciones, y estar deseosos de ejercitar la autoridad. Él nos llamó a hacer eso. Esta clase de liderazgo no debería ser evitado. A pesar de que se puede abusar de tal autoridad, la autoridad por si misma es algo bueno, y podemos ayudar a recuperar un respeto piadoso por la autoridad al ejercerse cuidadosamente.
AL FRENTE
Si uste ve el dibujo marcado “AL FRENTE,” vera un triángulo que apunta a la derecha y que tiene un circulo en dicha punta. Este representa otra parte de liderazgo, ser alguien que está al frente, que toma la iniciativa y que pone el ejemplo. Mucho del liderazgo es un ejemplo de establecer y tomar iniciativas. Probablemente el general más temido de la Segunda Guerra Mundial fue el comandante de los tanques alemanes, Rommel, el “Zorro del Desierto.” Cuando empezaba una batalla que involucrara sus fuerzas, se escuchaban las palabras “¡Rommel al mando!” Ese mensaje animaba a las tropas que lo seguían. Los buenos líderes toman la iniciativa.
Otra parte del liderazgo bíblico es que uno pone el ejemplo. Jesús dijo en Juan 13:34, “un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” Pablo escribió, “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). Pedro exhortó a algunos de los primeros cristianos para que recordaran que “Cristo padeció por nosotros” (1 Pedro 2:21). Pablo le escribio a los cristianos de Corinto, “sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). Y le dijo a los creyentes tesalonicenses que había trabajado para ser un modelo que pudieran seguir (2 Tesalonicenses 3:7–9). Él deliberadamente trabajó para vivir una vida modelo- no una vida perfecta, sino una ejemplar. Pablo ofreció su vida como ejemplo, siendo un líder al frente, para mostrar como se debe hacer. Eso es lo que debemos hacer.
Y eso es lo que hacemos. Como parte de nuestro liderazgo, debemos ser un ejemplo a seguir (ver Juan 13:15; Filipenses 3:17; 1 Timoteo 4:12; Tito 2:7; Santiago 5:10).
PROVEER
Mirando ahora la figura nombrada “Proveer,” ve otro triángulo, solamente que este está apuntando a la izquierda, y tiene un círculo en esa punta. Esta figura nos recuerda que otra parte del liderazgo es proveer.
Considere a un ejército con una línea vital de abastecimiento que va hasta el frente. Mucho de lo que es hecho en un buen liderazgo es trabajar estratégicamente para dar forma, enfoque y libertad al trabajo que otros están haciendo. Los líderes dirigen el tráfico de la iglesia, o sea reparten el trabajo del ministerio en pequeñas partes que otros sean capaces de llevar a cabo.
Si somos llamados a ser proveedores, entonces debemos regresar detrás de las líneas y dar a la gente las herramientas que necesitan para que vayan y hagan lo que tienen que hacer. Jesús en Lucas 9 y 10, habiendo preparado a Sus discípulos, los manda afuera. Ellos fallan en Lucas 9, pero entonces Él los envía de nuevo en Lucas 10 y tienen éxito. Jesús estaba respaldándolos detrás de las líneas, proveyendo y equipando a otros.
Por supuesto que somos un poquito diferentes, porque no podemos ir con la gente que mandamos, como Jesús pudo a travez de Su Espíritu. Así que nuestra situación es un poquito más como la de Pablo cuando, en su última carta, instruyó a Timoteo a que enseñara a aquellos que podían enseñar a otros (2 Timoteo 2:2). Pablo comprendió que él podría multiplicar grandemente su ministerio si proveía los recursos a otros para que tuvieran sus propios ministerios.
SERVIR
Finalmente, veremos a la figura que titulamos “Servir.” Este triángulo está apuntando hacia abajo, y su punta de abajo tiene un circulo. Esto representa el papel de servicio. Esta es la S en LAPS. Esta es quizás la clase de liderazgo cristiano más distintivo. Lo vemos en Cristo más completamente; mientras Él se da a Sí mismo en la cruz, muriendo por nosotros para que podamos vivir en Él. Descripciones conmovedoras de este acto de auto-sacrificio se encuentran en cada uno de los Evangelios y en varios pasajes del Nuevo Testamento. Filipenses 2 y 1 Pedro 2 son particularmente claros y conmovedores.
Este es un ejemplo de liderazgo que Cristo nos dejó. Y este es especialmente el caso si nosotros fuéramos llamados a ser líderes de una congregación. Pedro escribe:
“Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” (1 Ped. 5:1–4)
Todos estos cuatro diferentes aspectos (LAPS): el ser ejemplo de Liderazgo, estar Al frente, Proveer lo que se necesita y el Servir, serán parte del liderazgo bíblico de la iglesia.
Fuente: Mark Dever, Una Iglesia Saludable: Nueve Características, trans. Miguel González, Primera Edición. (Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2008), 231–237.