Nosotros, los participantes del XIV Simposio Bíblico-Teológico Sudamericano, luego del estudio del tema “Daniel: Visiones y mensajes para el tiempo del fin”, según esta Declaración de Consenso, reafirmamos que:
- El libro de Daniel fue escrito por el profeta homónimo que vivió en los siglos VII y VI a.C. Fue reconocido como inspirado por varias comunidades de fe, por sus contemporáneos, por Jesús y por los escritores del Nuevo Testamento, ya sea en menciones explícitas o por alusiones (Dan. 1:1-7, 21; 5:1, 13; 6:1, 2; Mat. 24:15; Apoc. 1:9-18 [comparar con Dan. 10:7-9]; Apoc. 13:1-8 [comparar con Dan. 7:1-8, 25; 8:25]).
- Como expresa repetidamente el texto de Daniel, el profeta recibió revelaciones divinas por medio de sueños y visiones. Al igual que las demás Escrituras, es Palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo (Dan. 2:19; 7:2; 8:1, 2, 16; 9:23; 2 Tim. 3:16; Heb. 1:1; 2 Ped. 1:20, 21).
- El método interpretativo de las profecías de Daniel, evidenciado en el libro mismo, debe ser el historicista. Esto quiere decir que los hechos identificados exegéticamente en el libro tienen su cumplimiento a lo largo de la historia. Es necesario subrayar que el historicismo ya contempla el pasado, el presente y el futuro, excluyendo así hermenéuticas críticas (Dan. 7:15-27; 8:15-26; 9:24-27; comparar con Mat. 24:15; Mar. 1:15; Luc. 21:20; Gál. 4:4).
- En su conjunto, el libro de Daniel presenta un concepto claro de la filosofía divina de la historia, que apunta a la soberanía de Dios y la redención de los fieles (Dan. 1:19-21; 2:46-49; 3:26-30; 4:34-37; 5:29, 30; 6:19-28; 7:9-14; 9:24; 12:1).
- Jesucristo es identificado en Daniel como el Hijo de Hombre, el Príncipe, el Ungido y como Miguel, el Gran Príncipe. Por su acción redentora, el libro converge en la reconquista del dominio perdido desde el Edén (Dan. 7:13, 27; 9:25-27; 10:21; 12:1-3). También alude a las diferentes fases del ministerio de Cristo como ofrenda por el pecado (Dan. 9:24), nuestro Sumo Sacerdote en el santuario celestial (Dan. 8:14; comparar con Heb. 1:3; 2:16, 17; 4:14-16; 8:1-5; 9:11-28; 10:19-22), nuestro Abogado en el juicio (Dan. 7:10, 13; comparar con 1 Juan 2:1) y como Rey venidero (Dan. 7:13).
- El principio de día por año marca las profecías de tiempo de Daniel, que abarcan largos períodos. Las profecías sobre “tiempo, y tiempos, y medio tiempo” (1.260 días), las 70 semanas, las 2.300 tardes y mañanas, los 1.290 y 1.335 días también se basan en este principio, que está implícito, y retomado y ampliado en Apocalipsis. (Dan. 8:17, 19, 26; 10:14; comparar con Núm. 14:34; Eze. 4:6, 7; Mat. 24:15; Dan. 7:25; 8:14; 9:24-27; 12:11, 12; 2 Tes. 2:3, 4; Apoc. 11:2, 3, 9, 11; 12:6, 14; 13:5).
- La profecía de las 2.300 tardes y mañanas de Daniel 8:14 se cumplió el 22 de octubre de 1844, según el punto de partida indicado por la explicación del ángel en el libro, el 457 a.C. (Dan 9:25; Esd. 7:11-25). La purificación del santuario celestial y la restauración de las verdades acerca de él son elementos centrales de esta profecía, que marca el comienzo del juicio investigador preadvenimiento (Dan. 9:25; comparar con Dan. 7:9-14; Apoc. 12:17; 14:6-12).
- La teología del santuario celestial, tal como se presenta en el libro de Daniel, constituye la llave hermenéutica que “exhibió todo un sistema de verdades, relacionado y armonioso” (El conflicto de los siglos, p. 476). Por lo tanto, la comprensión de esta enseñanza bíblica ha sustentado el desarrollo doctrinal y moldeado la identidad y la misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (Dan. 8; comparar con Éxo. 25:8, 40; Lev. 16; Heb. 8:1, 2; 9:23; Apoc. 10; 14:6-12).
- El libro de Daniel revela, explícita e implícitamente, episodios y el desenlace del gran conflicto entre Cristo y Satanás, que comenzó en el Cielo y se trasladó a la Tierra, donde se desarrolla hasta la erradicación del mal y la liberación de los hijos de Dios (Dan. 1:1, 2; 10:12, 13; 12:1, 2).
- El profeta Daniel y sus amigos son un ejemplo de estilo de vida y testimonio para el pueblo de Dios. Sus valores deben ser enseñados en ambientes familiares y educativos, con miras a formar una generación fiel y comprometida con la misión (Dan. 1:8; 3:16-18; 6:10; 9:1-19; 12:17; comparar con Apoc. 14:1-5).
- Elena de White alienta el estudio continuo del libro de Daniel en conexión con el de Apocalipsis (El conflicto de los siglos, p. 423), para identificar los peligros de los últimos días (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 133), exponer la fe (Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 410, 411) y experimentar un reavivamiento espiritual (Testimonios para los ministros, p. 114).
- El estudio y la difusión del conocimiento de Daniel en el contexto del tiempo del fin cumple una profecía anunciada de que el conocimiento acerca de él se multiplicaría. Por lo tanto, renovamos nuestro compromiso de investigarlo a la luz de toda la Biblia, especialmente en relación con el libro de Apocalipsis. Como nos exhorta Cristo (Mat. 24:15), es necesario profundizar y expandir el conocimiento de este libro profético, que resulta crucial para la iglesia en medio de los desafíos actuales y futuros (Dan. 12:4, 9; comparar con 2 Tes. 2:10).
Fuente:
Esta metodología e interpretación fueron reafirmadas en una Declaración de Consenso, elaborada durante el XIV Simposio Bíblico-Teológico Sudamericano. El evento tuvo lugar del 28 al 30 de abril de 2022 en la Facultad Adventista de Paraná (FAP), promovido por el Seminario Adventista Latinoamericano de Teología (SALT), junto con la carrera de Teología de la FAP. El libro de Daniel fue el objeto de estudio de los cerca de 400 teólogos, profesores y entusiastas del tema que estaban presentes.