Historia. El historiador eclesiástico Sydney Ahlstrom hizo la acertada observación de que el clima teológico de Norteamérica a mediados del siglo XIX era tal que dio a luz cinco movimientos distintos, todos ellos expresiones de una insatisfacción y reacción contra el desánimo del protestantismo principal que caracterizaba las denominaciones establecidas de más antigüedad:
Los casos más evidentes fueron los de personajes como Robert Ingersoll, Henry George, Edward Bellamy, Francis E. Abbot, y Clarence Darrow, quienes abandonaron la iglesia a pesar de los fuertes intereses religiosos que mostraron en ocasiones, y que se convirtieron en abogados del agnosticismo, el socialismo, la religión libre, o al menos la lucha total contra lo establecido. Más moderados pero igualmente desequilibrados estaban los liberales y evangelistas «sociales», que buscaron adaptar la fe y práctica cristiana a las necesidades más urgentes de la sociedad moderna. Un tercer grupo incluía aquellos cuyas raíces étnicas o reclamaciones particulares (o ambas) no formaban parte de la corriente protestante. Dicha categoría abarca el MORMONISMO, la CIENCIA CRISTIANA, los menonitas, los UNITARIOS, y otros movimientos divergentes. El cuarto grupo consistía en un gran movimiento interdenominacional de aquellos que reivindicaban la innovación en la religión. La mayoría de sus partidarios se sentían preocupados por el declive de la religión de antaño con su énfasis en la conversión … Ya fueran ricos o pobres, educados o analfabetos, rurales o urbanos, bautistas o presbiterianos, se sentían preocupados por el avance del liberalismo teológico y el declive del moralismo puritano. El FUNDAMENTALISMO es el nombre del movimiento que sus propios líderes adoptaron y utilizaron. El quinto y último grupo presentaba una separación más clara del PROTESTANTISMO dominante que la mayoría de los fundamentalistas buscaron.1 (mayúsculas añadidas).
Ahlstrom considera que el Movimiento de la Santidad, con su énfasis en la santificación y su rechazo contra la idea de gozar de la membresía eclesiástica desde el nacimiento, encaja en este quinto grupo. Un segundo elemento que el Movimiento de la Santidad incorporó fácilmente en su teología era el milenialismo radical, que experimentaba un avivamiento en Inglaterra y Norteamérica. De este cóctel de ideas surgió un movimiento que superaría a todos los otros en términos de crecimiento y éxito en el siglo XX tanto en Norteamérica como en todo el mundo. Dicho movimiento lleva el nombre de Watch Tower Bible and Tract Society (Sociedad Atalaya de la Biblia y Tratados), aunque popularmente se conoce como los Testigos de Jehová.

La historia de la Atalaya comienza con la de su fundador, CHARLES TAZE RUSSELL (1852–1916). Russell nació en Allegheny (actualmente parte de la ciudad de Pittsburgh), en Pensilvania, el 16 de febrero de 1852. Criado dentro del seno del presbiterianismo, Russell mostró un gran interés por la religión durante su adolescencia y empezó a examinar las doctrinas de su fe. A los quince años empezó a trabajar como empleado y socio en la tienda de ropa de caballero que tenía su padre. En aquel momento decidió que el congregacionalismo se adaptaba más a sus gustos teológicos. No obstante, al poco tiempo, Russell llegó a la conclusión que el congregacionalismo, como el presbiterianismo, tampoco era lo que buscaba. En particular le molestaba la doctrina CALVINISTA de la PREDESTINACIÓN y el castigo eterno. A los 17 años, Russell se apartó del CRISTIANISMO y se declaró escéptico. Como JOSÉ SMITH medio siglo antes, Russell concluyó que su confianza en los credos e iglesias humanos se había acabado. Al contrario que José Smith, Russell no afirmaba recibir visitas de un ángel celestial, ansioso de impartir nuevas REVELACIONES en contra de todas las iglesias corrompidas y apóstatas. Russell seguía en su escepticismo sobre la religión hasta el año 1870 cuando se encontró por casualidad en una reunión de un grupo que se llamaba los «Segundos Adventistas», guiado por Jonas Wendell. Más tarde Russell recordaría:
Aunque su exposición de las Escrituras no era completamente clara, y aunque distaba mucho de aquello que disfrutamos hoy, era, por la dirección de Dios, suficiente para restablecer mi debilitada fe en la inspiración divina de la Biblia …2
Este grupo de Segundos Adventistas era un remanente del disuelto MOVIMIENTO MILLERITA. La GRAN DECEPCIÓN de 1844 había provocado el abandono de gran parte de los milenialistas de la causa millerita o adventista. No obstante, un grupo restante volvió a sus raíces y, en base a nuevos cálculos, anunció que Cristo volvería en algún momento entre 1873 y 1874. Estos eran parte del remanente que Russell había encontrado en 1870.
Durante los siguientes cinco años (1870–75), Russell reunió un pequeño grupo de estudiantes para un estudio bíblico que se celebraba con regularidad. Al principio, Russell coincidía con los adventistas y estaba convencido de que el Señor volvería durante el período de 1873–74. Pero, una vez más, se comprobó el error de los adventistas cuando el año 1874 llegó y se acabó sin ningún retorno visible de Cristo. En 1876 Russell conoció a N. H. Barbour, que conducía un grupo de adventistas en Rochester (Nueva York). Barbour había roto con el grupo principal de adventistas ya que, como Russell, se había convencido de que Cristo había vuelto en 1874, aunque no visiblemente, sino invisible y espiritualmente. Barbour y Russell aunaron fuerzas y comenzaron la publicación de una revista titulada The Herald of the Morning [El heraldo de la mañana].
En el año 1877 se publicó un libro titulado Three Worlds or Plan of Redemption [Tres mundos o plan de redención], en el cual los dos líderes expusieron más ampliamente su opinión de que el milenio se había iniciado en 1874.
Como podía esperarse, Russell y Barbour se separaron en 1879 a causa de un conflicto teológico respecto a la expiación de Cristo. Avanzando a su rápido ritmo personal e impulsado por un celo difícil de hallar en otros líderes religiosos, Russell inició inmediatamente la publicación de una nueva revista titulada Zion’s Watch Tower and The Herald of the Christ’s Presence (La atalaya de Sion y el heraldo de la presencia de Cristo). Como resultado, las ideas de Russell empezaron a extenderse y «en 1880, habían surgido treinta nuevas congregaciones en siete estados».3 Otro suceso importante en la vida de Russell ocurrió en 1879 cuando conoció y se casó con una de sus estudiantes de la Biblia, María F. Ackley. Durante los siguientes 18 años apoyó con diligencia y entusiasmo el trabajo de su marido hasta la separación de la pareja en 1897.
En 1881 Russell formó la Sociedad Atalaya de Tratados de Sion, con su esposa como la primera secretaria-tesorera. Gran parte de la financiación del grupo, sin embargo, procedía de los ingresos propios del fundador procedentes de la tienda de ropa que había mantenido durante todo este tiempo. El 13 de diciembre de 1884, la sociedad, de tan rápido crecimiento, se constituyó como sociedad legal, lo cual marcaba el comienzo oficial de la Sociedad Atalaya de la Biblia y Tratados de Sion aunque 12 años más tarde, se abandonó el uso de Sion en el nombre, dejando lo que actualmente es el nombre oficial del movimiento.
Russell comenzó en 1886 la publicación de Millennial Dawn [Aurora milenial], que posteriormente recibió el nombre de Studies in Scriptures [Estudios de las Escrituras] que llegaría a ser una serie de siete volúmenes. El primer volumen, titulado The Divine Plan of the Ages [El plan divino de las edades], representaba una continuación de las ideas milenialistas de Russell, ahora más sofisticadas debido a sus estudios en el griego y el hebreo. Russell nunca llegó a dominar los idiomas originales de la BIBLIA, aunque pudo hacer uso de los léxicos y diccionarios. El último volumen de la serie se publicó en 1917, un año después del fallecimiento del líder, y abarcaba una compilación de sus escritos.
La sociedad con sede en Allegheny (Pensilvania) creció rápidamente, con su primera delegación establecida en Londres en 1900. El éxito hizo posible la publicación de varios libros y folletos en diversos idiomas y se fundaron sociedades posteriores en Europa y una en Australia en 1904.
En 1908, Russell trasladó la sede de la sociedad a Brooklyn (Nueva York) y continuó con sus adquisiciones de propiedades en Columbia Heights (Nueva York), donde se encuentra la sede central actual.
En medio del éxito, surgieron problemas para Russell en varios frentes. Un ejemplo es el bochorno que resultaba del llamado «trigo milagroso». Russell había publicado en su revista que él vendía trigo, al precio de un dólar por libra, que tenía la capacidad de crecer cinco veces más rápido que el trigo convencional vendido en el mercado. Los beneficios se destinarían a la Sociedad de la Atalaya y a la financiación de la publicación continua de los sermones y enseñanzas de Russell. El 1 de enero de 1913, el periódico The Brooklyn Daily Eagle publicó un reportaje que le criticaba duramente y se burlaba del trigo. Russell inmediatamente formuló un pleito acusándoles de libelo, en el que reclamaba que había sido falsamente acusado. El gobierno estadounidense investigó el trigo y descubrió que, de hecho, no era milagroso sino de una clase inferior. El testimonio del gobierno en el juicio resultó en el fracaso de la demanda para Russell.
No era la primera vez que había formulado un pleito, ni tampoco era la primera vez que sufriría un fracaso embarazoso por reclamaciones fraudulentas. Medio año después del escándalo del trigo, un ministro bautista, el Rev. J. J. Ross de Hamilton (Ontario) Canadá, publicó un folleto apologético cuyo título se podría traducir como Algunos hechos sobre el supuesto «pastor» Charles T. Russell. El folleto representaba una fuerte denuncia de Russell y le acusaba de ser un pastor designado por sí mismo sin acreditaciones ministeriales, sin ordenación por ninguna entidad eclesiástica reconocida. Ross también atacó la moral y vida personal de Russell e inmediatamente, éste presentó querella por difamación. Al rechazar las acusaciones de Ross, la prueba de cargo estaba en manos de Russell para demostrar que no eran verdaderas. El punto central de su defensa consistió en su insistencia en que era un erudito familiarizado con conocimientos de los idiomas bíblicos y que estaba ordenado legítimamente para el ministerio público. En The Kingdom of the Cults, de Walter Martin, se detalla el registro oficial de las porciones del juicio que tocaban estos dos temas principales. Martin observa:
La siguiente reproducción de la trascripción del caso Russell contra Ross, relativa a la acusación de perjurio formulada contra Russell, se saca de la copia de un archivo en la sede de Brooklyn (Nueva York) y se presenta en el interés de una investigación completa.
Pregunta: (Fiscal Staunton): «¿Conoce Vd. el alfabeto griego?»
Respuesta: (Russell): «Oh, sí».
Pregunta: (Staunton): «¿Me podría decir las letras correctas si las puede ver?»
Respuesta: (Russell): «Algunas, podría tener un error en algunas».
Pregunta: (Staunton): «¿Me podría decir los nombres de las del principio de la hoja, en la página 447 que tengo aquí?»
Respuesta: (Russell): «Pues, no sé si podría».
Pregunta: (Staunton): «¿No podría decir qué letras son, verlas y saber si las conoce?»
Respuesta: (Russell): «A mi manera …» (fue interrumpido en aquel momento y no se le permitió explicarse).
Pregunta: (Staunton): «¿Tiene conocimiento del idioma griego?»
Respuesta: (Russell): «No».4
Las demás preguntas de Staunton resultaron en la admisión de Russell de que nunca había sido ordenado por ningún «obispo, ministro, presbítero, concilio o cuerpo de hombres».5
El perjurio público de Russell resultó ser otro factor clave en su declive. Aunque seguía como líder del movimiento, su respetabilidad entre la gente culta ya no existía. El fin vino para Russell el 31 de octubre del 1916, a bordo de un tren en Pampa (Texas). Pero la Sociedad Atalaya para la Biblia y Tratados no murió. De hecho, bajo el mandato de Russell sólo había pasado por su etapa de infancia. El liderazgo pasó al Juez JOSÉ FRANKLIN RUTHERFORD (1869–1942), que no era otro que el abogado que actuó como defensor de Russell en el pleito.
1 Sydney Ahlstrom, A Religious History of the American People, 2 vols., Garden City (Nueva York), Image Books, 1975, pp. 274–75.
2 Jehovah’s Witnesses and the Divine Purpose, Brooklyn (Nueva York), 1959, Los Testigos de Jehová en el propósito divino, como lo registra Hoekema en The Four Major Cults, Grand Rapids (Michigan), Eerdmans, 1963, p. 224. (versión española: Antonio Hoekema, Testigos de Jehová, Grand Rapids (Michigan), Subcomisión Literatura Cristiana de la Iglesia Cristiana Reformada, 1978, p. 1).
3 Hoekema, Four Major Cults, p. 225. (versión española: Antonio Hoekema, Testigos de Jehová, p. 8).
4 Walter Martin, The Kingdom of the Cults, Minneapolis (Minnesota), EE.UU. Bethany House, 1985, pp. 43–44.
5 Ibíd. p. 45.
FUENTE BIBLIOGRÁFICA
George A. Mather y Larry A. Nichols, Diccionario de creencias, religiones, sectas y ocultismo (TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 2001), 463–466.