LA BIBLIA

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La Biblia es el libro más extraordinario del mundo. Un hombre dijo: “Yo llamo a la Biblia, aparte de todas las teorías sobre ella, una de las cosas más grandes jamás escrita con pluma. ¡Un libro notable! ¡El libro de todos los hombres!”

Es el libro que más se ha vendido en el mundo, a razón de dos millones de copias anuales durante los últimos cien años. Ha sido traducida a más de dos mil idiomas y dialectos, mucho más que cualquier otro libro.

Otro hombre escribió:

“La Biblia es para el mundo intelectual y moral lo que el Sol es para los planetas del sistema solar (el cimiento y una especia de luz y vida espirituales y eternos). No hay idea espiritual en toda la raza humana que no haya salido de la Biblia. En cuanto los filósofos encuentren un rayo independiente de la naturaleza, un teólogo encontrará la concepción espiritual del hombre independiente del mejor libro” (Sistema Cristiano, Pág. 3, por Alejandro Campbell).

I. Nombres para la Biblia

La palabra “Biblia” significa simplemente “libros”. Muchas religiones tienen su colección de libros sagrados, y a veces se refieren a ellos como sus biblias. Para el cristiano la Biblia significa la colección de los escritos tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, reconocidos y usados como la base y la autoridad de la fe cristiana. La Biblia hace uso de otros términos para referirse a sí misma (esto dependiendo de la versión que se tenga).

A. Palabra de Dios. “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombre, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1 Tesalonicenses 2:13). Pedro dice que somos engendrados “… por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23). Esto identifica a la Biblia como el mensaje o palabra que ha salido de Dios.

B. Oráculos o palabras de vida (palabra u oráculos de Dios). Esteban habló de la ley dada en el monte Sinaí como palabras u oráculos de vida (Hechos 7:38). Un oráculo es un mensaje enviado por un ser divino o por suertes. Este nombre indica que el mensaje de Jehová es un mensaje de vida del Dios viviente. Pablo llama a la Biblia, “Palabra de vida” (Romanos 3:2). Moisés habló a los hijos de Israel que guardaran los mandamientos de Dios y que enseñasen a sus hijos a guardarlos también: “Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 32:46; ver Hebreos 4:12).

C. Las Sagradas Escrituras. Pablo se refiere a los escritos del Antiguo Testamento como las Sagradas Escrituras (Romanos 1:2); lo cual quiere decir simplemente: “Escritos Sagrados”. Tal expresión es usada en 2 Timoteo 3:15. La palabra “escritura” quiere decir “escrito”. Este es el término comúnmente usado por nuestro Señor y sus apóstoles para los libros del Antiguo Testamento (Mateo 21:42; Marcos 14:49; Luasc 24:32; Juan 5:39; Hechos 18:24; Romanos 15:4).

II. El origen de la Biblia

A. ¿Qué dice la Biblia de su origen? En un juzgado la evidencia más importante en cuanto al autor de un testamento es lo que éste dice de sí. Si el testamento dice que Juan Marrón es el autor, tiene evidencia suficiente para comprobarlo. Este mismo principio es usado para determinar quién es el autor real de la Biblia. Examinemos lo que la Biblia dice de su autor.

1. El Antiguo Testamento. Varios centenares de veces los escritores del Antiguo Testamento usan expresiones como estas: “Así dice el Señor”, “Jehová dijo”, “Jehová habló”, etc. (Éxodo 24:12; 25:1; Ezekiel 5:5, 11). David habla en 2 Samuel 23:2, “El Espíritu de Jehova ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua”. Jeremías describe su vocación a la profecía de esta manera: “Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca” (Jeremías 1:9).

El apóstol Pablo, hablando de las Escrituras del Antiguo Testamento, dice respecto de su inspiración: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16, 17).

El apóstol Pedro nos relata que los profetas del Antiguo Testamento no crearon su propio mensaje: “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). Es un hecho bien conocido que Jesús y sus apóstoles siempre consideraron al Antiguo Testamento como la revelación de Dios.

2. El Nuevo Testamento. No solamente los escritores del Antiguo Testamento declararon que su mensaje venía de Dios, también los escritores del Nuevo Testamento dijeron que su mensaje venía de Dios. Pablo dice en Gálatas 1:11, 12: “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.

Pedro habla de los escritos de Pablo: “Casi en todas su epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3:16). La palabra “Escrituras” usada aquí indica una forma especial de escrito que fue considerado divinamente inspirado; y la expresión “otras Escrituras” muestra que Pedro coloca el escrito de Pablo a la par con el Antiguo Testamento. Jesús dijo a sus apóstoles que el Espíritu Santo les ayudaría a recordar siempre todo lo que él les había enseñado. El Espíritu Santo, además, les enseñaría muchas otras cosas (Juan 14:26; ver Mateo 10:19, 20). Pablo elogió a los hermanos tesalonicenses, porque habían recibido su mensaje no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios (1 Tesalonicenses 2:13).

El testimonio unánime de la Biblia es que su autor es Dios, pero fue escrita por hombres inspirados por el Espíritu Santo.

B. Evidencias del origen de la Biblia

1. Las profecías cumplidas. Una de las grandes pruebas de la inspiración de la Biblia es la profecía cumplida. Esta es la predicción exacta de un evento futuro, que sucedería cientos de años más tarde. Cuando esto sucede, es una fuerte evidencia de que el profeta posee poder sobrenatural. Ocasionalmente alguien podrá hacer una adivinación acertada, pero a causa de las profecías que se cumplen exactamente, la posibilidad de una casualidad es eliminada.

Profecías en cuanto a Jesús: Abajo hay una lista parcial de las profecías tocante a Jesús, y su cumplimiento en el Nuevo Testamento:

Profecía

Cumplimiento

1. Lugar de nacimiento

Miqueas 5:2

Lucas 2:1–7

2. Su precursor

Isaías 40:3

Malaquías 4:5

Mateo 3:1–3

Mateo 11:11–14

3. La traición

Salmo 41:9

Juan 13:18;

Lucas 22:47, 48

4. Su muerte

Isaías 53:9–12

Lucas 23:33

5. Huesos intactos

Salmo 34:20

Juan 19:31–37

6. Su sepultura

Isaías 53:9

Mateo 27:57–60

7. Su resurrección

Salmo 16:10

Mateo 28:1–6

Estas y muchas otras profecías del Antiguo Testamento dan elocuente testimonio de un autor divino de la Biblia.

2. Su maravillosa unidad. La Biblia fue escrita en un período de unos 1,500 años, en tres continentes y por aproximadamente 40 escritores, cuyos oficios van desde pastores, reyes, granjeros hasta doctores. La Biblia fue escrita en tres idiomas y cubre en sus 66 libros todo tema que se pueda imaginar. Con todo esto es, en esencia, un solo libro. ¿Cómo puede ser posible esto?

Esta unidad puede ser ilustrada con una gran orquesta que consta de cien músicos, con una diversidad de instrumentos musicales. Aunque todos toquen, hay una gran armonía. La razón de esto es, que hay una mente maestra, un conductor que dirige y controla a todos los músicos cuando tocan. Dios hizo su gran oratorio para ser tocado por más de mil años, y cuando un músico guardó silencio, otro tomó su lugar, y así resultó una gran sinfonía. El tema nunca se perdió, y cuando cesó la última tonada, puede verse que a través de estos gloriosos movimientos y melodías ha habido un gran tema.

¿Compuso cada músico su propia música, y la tocó como le vino en gana? O, ¿hubo un compositor y director sobre ellos? La conclusión real es que Dios es el verdadero autor de la Biblia, y que dirigió a cada escritor con su Santo Espíritu. Esta es la respuesta a la unidad de la Biblia.

3. Prueba lógica. Un hombre llamado Juan Wesley ideó una brevísima pero interesante forma de probar que la Biblia es de Dios. Dijo, “La Biblia puede ser invención de hombres buenos o de ángeles, de hombres malos o de diablos, o de Dios.

“No pudo ser invención de hombres buenos o de ángeles, porque no podrían ni pudieron hacerla y decir mentiras todo el tiempo cuando escribían ‘así dice el Señor’ cuando todo era de su intervención”.

“No pudo ser invención de hombres malos o demonios; pues no pudieron hacer un libro que les manda hacer lo bueno, perdona pecados y condena sus almas por la eternidad”.

Por tanto, él sacó esta conclusión: “La Biblia fue escrita por hombres inspirados por Dios”.

III. El valor de la Biblia

¿Qué tan importante es la Biblia para el cristiano? ¿Qué valor tiene para el perdido? Los que creemos, sabemos que la Biblia es la cosa de mayor importancia para ambos.

A. Valor para el perdido. Las Escrituras dicen:

1. Somos engendrados por la Palabra. “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23). Santiago dice, “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas” (Santiago 1:18).

2. Somos salvos por la Palabra. “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1:21).

3. La fe viene por la Palabra. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Sabemos que Cristo es quien nos salva; sin embargo, la Biblia es la fuente de nuestro conocimiento de Cristo y su poder salvador. Sin la palabra no habría conocimiento de su amor redentor; y por tanto, no habría fe ni obediencia de parte de los humanos. Por esto, la Biblia dice que somos salvos por la Palabra. Este es el medio que Dios usa para llevarnos a Cristo.

B. Valor para el salvo. Para el cristiano, la Biblia es indispensable. Hay muchas maneras en que la Biblia es valiosa en la vida del cristiano.

1. Significa un crecimiento espritual, “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2). La Biblia es para el hombre espiritual lo que la comida es al cuerpo material. Es la comida del alma. Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). La negligencia en el estudio de la Palabra crea enfermedades espirituales. Pablo dice a los ancianos de Éfeso: “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (Hechos 20:32).

2. Por la Palabra de Dios los creyentes son limpiados de la inmundicia del pecado. Jesús dijo a sus apóstoles: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado” (Juan 15:3). Sabemos que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7; Hebreos 9:14); sin embargo, es por la Palabra (conocimiento de y obediencia a ella) que somos traídos a esa sangre. El salmista hizo esta pregunta y dio esta respuesta: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Salmo 119:9).

La Palabra es el medio que nos mantiene limpios y apartados o santificados para el uso de Dios. Jesús oró al Padre: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17).

Un hombre dijo: “Este Libro te apartará del pecado, o el pecado te apartará de este Libro”.

3. Los cristianos son habilitados por la palabra de Dios para enfrentarse a los ataques de Satanás. Cuando éste tentó a Jesús en el desierto, nuestro Señor refutó todas las embestidas usando la Palabra de Dios (ver Mateo 4:1–11). Pablo dice a los efesios: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo … Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:11, 17). La Biblia es la espada del cristiano en la batalla espiritual contra el pecado. El salmista reconoció también esta realidad cuando dijo: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119:11).

4. Un conocimiento completo de la Palabra da confianza y ánimo al evangelista. Un hombre que profesaba ser un incrédulo decía que había desconcertado a muchos predicadores con sus argumentos infieles. Un día fue un evangelista a la ciudad donde vivía este hombre para dirigir una reunión evangelística. Este hombre fue a la reunión con la intención de entorpecer con sus argumentos la acción del predicador. El incrédulo empezó a atacar, y el evangelista contestó todos sus ataques con: “Así dice el Señor”. Frustrado y confundido el infiel abandonó el lugar de reunión. Al día siguiente, un amigo suyo le preguntó cómo le había ido en el debate y le contestó, “No muy bien; pero no fui allá para argüir con el Dios Todopoderoso”.

IV. Cómo leer la Biblia

Jehová es un Dios de sabiduría. Su revelación es un libro de conocimiento. Dios invita siempre al hombre a que venga “luego, dice Jehová, y estemos a cuenta” (Isaías 1:18). Siendo esto una realidad, la Palabra de Dios debiera ser aprovechada con la misma inteligencia y meditación con que se aprovecha cualquier otro libro de conocimiento. He aquí unos principios de estudio correcto que harán que la Biblia sea inteligible y significativa.

A. Determinar quién habla. Puede ser Dios, Satanás, el asna de Balaam o el necio. Es muy importante tener la comprensión exacta para saber quién habla en alguna aseveración.

B. ¿A quién va dirigida la palabra? ¿Le habla al cristiano o al pecador? El significado puede ser completamente diferente, dependiendo a quién se habla.

C. ¿De qué se habla? ¿Cuál es el contexto (lo que está antes y después de equis pasaje)? Esta prueba simple de conocimiento aclarará muchas escrituras difíciles.

D. ¿Cuándo se dijo? Pregúntese, ¿está escrito para los que viven en la era patriarcal, mosaica o cristiana? Dios ha tratado con su pueblo de diferente manera en cada una de estas épocas. Es importante para el cristiano que siga las instrucciones que Dios tiene para él hoy en día. Esta última regla es la más importante de todas.

V. La santidad de la Palabra

Ya que la Biblia es la revelación de Dios, y siendo escrita por hombres inspirados por el Espíritu Santo, debe ser manejada con suma reverencia. Moisés dijo al pueblo de Israel, “Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno” (Deuteronomio 4:1, 2).

Hay una idea similar en la última amonestación de la Biblia: “… Si agluno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro (Apocalipsis 22:18, 19).

Siendo que la Biblia es la palabra de Dios, si el hombre le añade o le quita algo, será bajo su responsabilidad ya que se pone en grave peligro. Cuando todos estemos frente al gran trono blanco, esta Palabra será uno de los libros que nos juzgará en ese momento. Si obedecemos la Palabra, ella nos salvará; si la desobedecemos, nos condenará. Demos oídos a las palabras de Pablo y permitamos que la palabra de Cristo sea derramada ricamente sobre nosostros. (Colosenses 3:16).

 

FUENTE:  Denver Sizemore, Lecciones de Doctrina Bíblica, vol. 1 (Joplin, MO: Literatura Alcanzando a Todo el Mundo, 2002), 20–23.

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