“Y DESPUÉS de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible… Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas”.1
Estos versículos señalan un tiempo en el futuro cuando el anuncio de la caída de Babilonia, el del segundo ángel de Apocalipsis 14,2 se repetirá con la mención adicional de las corrupciones que han estado introduciéndose en las diversas organizaciones religiosas que constituyen Babilonia, desde que ese mensaje fue proclamado por primera vez en el verano de 1844. Aquí se describe la terrible condición en que se encuentra el mundo religioso. Cada vez que la gente rechace la verdad, su mente se pondrá más tenebrosa y su corazón más terco, hasta que se atrincherarán en una osadía atea. En su desafío a las advertencias de Dios, seguirán pisoteando los preceptos del Decálogo hasta que serán inducidos a perseguir a quienes lo consideran sagrado. Se desprecia a Cristo cuando se manifiesta desdén hacia su Palabra y su pueblo. Conforme vayan siendo aceptadas las enseñanzas del espiritismo en las iglesias, irán desapareciendo las vallas impuestas al corazón carnal y la profesión de religión se convertirá en un manto para cubrir las más bajas iniquidades. La creencia en las manifestaciones espiritistas abre la puerta a los espíritus seductores y las doctrinas de demonios, y de este modo se dejarán sentir en las iglesias la influencia de los ángeles malos.
Se dice de Babilonia, con referencia al tiempo en que está presentada en esta profecía: “Sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades”.3 Ha llenado la medida de sus culpas y la ruina está por caer sobre ella. Pero Dios tiene aún un pueblo en Babilonia; y antes que los juicios del cielo la visiten, estos fieles deben ser llamados para que salgan de la ciudad y no tengan parte en sus pecados ni reciban sus plagas. De ahí que este movimiento esté simbolizado por el ángel que baja del cielo, quien ilumina la Tierra con su gloria y, con un grito potente, denuncia a viva voz los pecados de Babilonia. Al mismo tiempo que este mensaje se oye el llamado: “Salid de ella, pueblo mío”. Estas declaraciones, unidas al mensaje del tercer ángel, constituyen la advertencia final que debe ser dada a los habitantes de la Tierra.
Terrible será la crisis a que llegará el mundo. Los poderes de la Tierra, unidos para guerrear contra los mandamientos de Dios, decretarán que todos los hombres –“pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos”–4 se conformen a las costumbres de la iglesia por medio de la observancia del falso día de reposo. Todos los que se nieguen a someterse serán castigados por la autoridad civil, y finalmente se decretará que son dignos de muerte. Por otra parte, la ley de Dios que impone el día de reposo del Creador exige obediencia y amenaza con la ira de Dios a los que violen sus preceptos.
Expuesto con tanta claridad el asunto ante los hombres, cualquiera que pisotee la ley de Dios para obedecer una ordenanza humana recibe la marca de la bestia; acepta el signo de sumisión al poder al cual elige obedecer en lugar de obedecer a Dios. La advertencia del cielo dice así: “¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente, o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que está preparado sin mezcla alguna en el cáliz de su ira!”5
Pero nadie sufrirá la ira de Dios antes que la verdad haya convencido su mente y conciencia, y la haya rechazado. Hay muchos que jamás han tenido la oportunidad de oír las verdades especiales para nuestro tiempo. La obligación de observar el cuarto mandamiento jamás les ha sido presentada bajo su verdadera luz. Aquel que lee todos los corazones y prueba todos los motivos no dejará que nadie que desee conocer la verdad sea engañado en cuanto a las consecuencias de la controversia. El decreto no será impuesto estando la gente ciega. Todos tendrán suficiente luz como para tomar una decisión inteligente.
El sábado será la gran prueba de lealtad, pues es el punto de verdad especialmente controvertido. Cuando la prueba final les sea aplicada a los hombres, entonces se trazará la línea de demarcación entre quienes sirven a Dios y quienes no lo sirven. Mientras la observancia del falso día de reposo (domingo) –en obediencia a la ley del Estado y en oposición al cuarto mandamiento– será una declaración de obediencia a un poder que está en oposición a Dios, la observancia del verdadero día de reposo (sábado) –en obediencia a la ley de Dios– será una evidencia de lealtad al Creador. Mientras una clase de personas, al aceptar el signo de la sumisión a los poderes terrenales, recibe la marca de la bestia, la otra, por haber elegido el signo de obediencia a la autoridad divina, recibirá el sello de Dios.
Hasta ahora se ha solido considerar a los predicadores de las verdades del mensaje del tercer ángel como meros alarmistas. Sus predicciones de que la intolerancia religiosa adquiriría dominio en Estados Unidos, de que la Iglesia y el Estado se unirían para perseguir a quienes guardan los mandamientos de Dios, han sido consideradas absurdas y sin fundamento. Confiadamente se ha declarado que ese país no podría jamás dejar de ser lo que ha sido: el defensor de la libertad religiosa. Pero a medida que se va agitando más ampliamente la cuestión de la observancia obligatoria del domingo se ve acercarse la realización del evento hasta ahora tenido por inverosímil y dudoso, y el tercer mensaje producirá un efecto que no había podido producir antes.
En cada generación Dios envió siervos suyos para reprobar el pecado tanto en el mundo como en la iglesia. Pero la gente desea que se le diga cosas agradables al oído, y no aceptan la verdad pura y sin adornos. Muchos reformadores, al principiar su obra, resolvieron proceder con gran prudencia al atacar los pecados de la iglesia y la nación. Esperaban que mediante el ejemplo de una vida cristiana y pura llevarían de nuevo a la gente a las doctrinas de la Biblia. Pero el Espíritu de Dios vino sobre ellos como había venido sobre Elías, impeliéndolos a censurar los pecados de un rey malvado y de un pueblo apóstata; no pudieron dejar de predicar las declaraciones terminantes de la Biblia: las doctrinas que habían titubeado en presentar. Se vieron forzados a declarar con celo la verdad y los peligros que amenazaban a las almas. Sin temer las consecuencias pronunciaban las palabras que el Señor les ponía en la boca, y la gente se veía constreñida a oír la advertencia.
Así también será proclamado el mensaje del tercer ángel. Cuando llegue el tiempo de hacerlo con mayor poder, el Señor obrará por conducto de instrumentos humildes al dirigir la mente de los que se consagren a su servicio. Los obreros serán calificados más bien por la unción de su Espíritu que por el aprendizaje en institutos de enseñanza. Hombres de fe y oración se sentirán impelidos a declarar con celo santo las palabras que Dios les diga. Los pecados de Babilonia serán denunciados. Los resultados espantosos de la imposición de las observancias de la iglesia por parte de la autoridad civil, las invasiones del espiritismo, los progresos secretos pero rápidos del poder papal, todo será desenmascarado. Esas solemnes advertencias sacudirán a la gente. Miles y miles que nunca habían oído palabras semejantes las escucharán. Admirados oirán el testimonio de que Babilonia es la iglesia que cayó por causa de sus errores y pecados, porque rechazó la verdad que se le envió desde el cielo. Cuando la gente acuda a sus antiguos maestros espirituales a preguntarles con ansia: “¿Son estas cosas así?”, los ministros aducirán fábulas, profetizarán cosas agradables para calmar los temores y aquietar las conciencias despertadas. Pero como muchas personas no se satisfacen con la mera autoridad de los hombres y exigen un positivo “Así dice Jehová”, los ministros populares, como los fariseos de antaño, airándose al ver que se pone en duda su autoridad, denunciarán el mensaje como si viniese de Satanás e incitarán a las multitudes dadas al pecado a que injurien y persigan a quienes lo proclaman.
Satanás entra en actividad cuando la controversia se extiende a nuevos campos y la mente de la gente es dirigida a la pisoteada ley de Dios. El poder que acompaña a la proclamación del mensaje sólo enfurecerá a los que se le oponen. El clero hará esfuerzos casi sobrehumanos para sofocar la luz por miedo a que alumbre a sus rebaños. Por todos los medios a su alcance el clero tratará de evitar la discusión sobre esas cuestiones vitales. La iglesia apelará al brazo poderoso del poder civil, y en esta obra se unirán los papistas y los protestantes. Al mismo tiempo que el movimiento para imponer el domingo se vuelva más audaz y decidido, se invocará la ley contra los que guardan los mandamientos. Se los amenazará con multas y encarcelamiento, y a algunos se les ofrecerá puestos de influencia y otras recompensas y ventajas al tiempo que se los estimulará a renunciar a su fe. Pero su respuesta constante será la misma que la de Lutero en semejante trance: “Pruébesenos nuestro error por la Palabra de Dios”. Los que sean emplazados ante las cortes defenderán enérgicamente la verdad, y algunos de quienes los oigan serán inducidos a guardar todos los mandamientos de Dios. Así la luz llegará ante millares de personas que de otro modo no sabrían nada de estas verdades.
La obediencia concienzuda de la Palabra de Dios será considerada como rebelión. Cegados por Satanás, padres y madres ejercerán dureza y severidad para con sus hijos creyentes; los patrones o patronas oprimirán a los criados que observen los mandamientos. Los afectos se perderán; se desheredará y se expulsará de la casa a los hijos. Se cumplirán literalmente las palabras de Pablo: “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”.6 Cuando los defensores de la verdad se nieguen a honrar el domingo, unos serán echados en la cárcel, otros serán exiliados y otros serán tratados como esclavos. Para la sabiduría humana todo esto ahora parece imposible; pero a medida que el Espíritu refrenador de Dios se retire de los hombres y éstos sean dominados por Satanás, que odia los principios divinos, se verán cosas muy extrañas. El corazón puede ser muy cruel cuando se ha removido de su interior el temor y el amor de Dios.
Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe e irán a engrosar las filas de la oposición. Uniéndose con el mundo y participando de su espíritu, llegarán a ver las cosas casi bajo la misma luz; así que cuando llegue la hora de prueba estarán preparados para elegir el lado fácil y popular. Hombres de talento y de elocuencia, que alguna vez se gozaron en la verdad, emplearán sus facultades para seducir y descarriar almas. Se convertirán en los enemigos más encarnizados de sus hermanos de antaño. Cuando los observadores del sábado sean llevados ante los tribunales para responder por su fe, esos apóstatas serán los agentes más eficaces de Satanás para calumniarlos y acusarlos, y para incitar a los magistrados contra ellos por medio de falsos informes e insinuaciones.
En ese tiempo de persecución se probará la fe de los siervos del Señor. Proclamaron fielmente la advertencia mirando sólo a Dios y su Palabra. El Espíritu de Dios, que obraba en sus corazones, los constriñó a hablar. Estimulados por santo celo y poderoso impulso divino, cumplieron su deber y declararon a la gente las palabras que de Dios recibieran sin calcular fríamente las consecuencias. No consultaron sus intereses temporales ni buscaron preservar su reputación o su vida. Sin embargo, cuando la tempestad de la oposición y el vituperio estalle sobre ellos, algunos, abrumados de consternación, estarán listos para exclamar: “Si hubiésemos previsto las consecuencias de nuestras palabras, habríamos callado”. Estarán rodeados de dificultades. Satanás los asaltará con terribles tentaciones. La obra que habrán emprendido parecerá exceder en mucho su habilidad para realizarla. Los amenazará la destrucción. El entusiasmo que los animara se desvanecerá; sin embargo, no podrán retroceder. Y entonces, al sentir su completa impotencia, se dirigirán al Todopoderoso en demanda de auxilio. Recordarán que las palabras que hablaron no eran las suyas propias, sino las del Ser que les ordenara dar la advertencia. Dios había puesto la verdad en sus corazones, y ellos, por su parte, no pudieron hacer otra cosa que proclamarla.
En todas las edades los hombres de Dios experimentaron las mismas pruebas. Wiclef, Hus, Lutero, Tyndale, Baxter, Wesley, pidieron que todas las doctrinas fuesen examinadas a la luz de la Biblia y declararon que renunciarían a todo lo que ella condenase. Entonces la persecución se ensañó en ellos con furia implacable; sin embargo no dejaron de proclamar la verdad. Diferentes períodos de la historia de la iglesia se destacaron por el desarrollo de alguna verdad especial, adaptada a las necesidades del pueblo de Dios en ese tiempo. Cada nueva verdad se abrió paso entre el odio y la oposición; los que fueron favorecidos con su luz se vieron tentados y probados. El Señor envía una verdad especial para la gente que está en una emergencia. ¿Quién se atreverá a rehusar publicarla? Él manda a sus siervos a que dirijan al mundo la última invitación de misericordia. No pueden callar sin peligro de sus almas. Los embajadores de Cristo no tienen por qué preocuparse de las consecuencias. Deben cumplir con su deber y dejar a Dios los resultados.
Conforme la oposición va revistiendo un carácter más violento, los siervos de Dios se ponen de nuevo perplejos, pues les parece que son ellos mismos los que han precipitado la crisis. Pero su conciencia y la Palabra de Dios les asegura que su curso de acción es el correcto; y aunque continúen las pruebas, se sienten robustecidos para soportarlas. La lucha se hace más reñida y feroz, pero la fe y el valor de ellos aumentan con la emergencia. Este es el testimonio que dan: “No nos atrevemos a alterar la Palabra de Dios dividiendo su santa ley, llamando parte de ella esencial y parte de ella no esencial, para obtener el favor del mundo. El Señor a quien servimos puede librarnos. Cristo venció a los poderes del mundo; ¿y nos atemorizará un mundo ya vencido?”
En sus diferentes formas, la persecución es el desarrollo de un principio que ha de subsistir mientras Satanás exista y el cristianismo conserve su poder vital. Un hombre no puede servir a Dios sin alistar contra sí la oposición de los ejércitos de las tinieblas. Lo asaltarán malos ángeles, alarmados al ver que su influencia les arranca la presa. Hombres malvados, reconvenidos por el ejemplo del cristiano, se unirán con esos ángeles para procurar separarlo de Dios por medio de tentaciones sutiles. Cuando este plan fracasa, emplean la fuerza para violentar la conciencia.
Pero mientras Jesús sigue intercediendo por el hombre en el Santuario celestial, los gobernantes y la gente sigue sintiendo la influencia refrenadora del Espíritu Santo, la cual también sigue controlando hasta cierto punto las leyes del país. Si no fuera por esas leyes, el estado del mundo sería mucho peor de lo que es. Mientras muchos de nuestros legisladores son agentes activos de Satanás, Dios tiene también sus agentes entre los líderes de la nación. El enemigo impele a sus servidores a que propongan medidas encaminadas a poner grandes obstáculos a la obra de Dios; pero los estadistas que temen al Señor están bajo la influencia de santos ángeles para oponerse a tales proyectos con argumentos irrefutables. Es así como unos pocos hombres impiden una poderosa corriente del mal. La oposición de los enemigos de la verdad será restringida para que el mensaje del tercer ángel pueda hacer su obra. Cuando la advertencia final sea dada, ésta cautivará la atención de esos líderes por medio de los cuales el Señor está obrando en la actualidad, y algunos de ellos la aceptarán y estarán con el pueblo de Dios durante el tiempo de angustia.
El ángel que une su voz a la proclamación del tercer mensaje alumbrará toda la Tierra con su gloria. Aquí se predice una obra de extensión universal y de poder extraordinario. El movimiento adventista de 1840 a 1844 fue una manifestación gloriosa del poder de Dios; el mensaje del primer ángel fue llevado a todas las estaciones misioneras del mundo, y en algunos países se distinguió por el mayor interés religioso que se haya visto en país cualquiera desde el tiempo de la Reforma del siglo XVI; pero todo eso será superado por el poderoso movimiento que ha de desarrollarse bajo la proclamación de la última advertencia del tercer ángel.
Esta obra será semejante a la que se realizó en el Día de Pentecostés. Así como la “lluvia temprana” fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la “lluvia tardía” será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha. “Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra”. “Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio”. “En los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne… Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.7
La gran obra del evangelio no terminará con menor manifestación del poder de Dios que la que señaló su comienzo. Las profecías que se cumplieron en el derramamiento de la lluvia temprana, al principio de la obra del evangelio, deben volverse a cumplir en tiempo de la lluvia tardía, al fin de dicha obra. Esos son los “tiempos de refrigerio” en que pensaba el apóstol Pedro cuando dijo: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo”.8
Siervos de Dios, con semblantes iluminados y resplandecientes de santa consagración, se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje del cielo. Miles de voces darán la advertencia por toda la Tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán, y signos y prodigios seguirán a los creyentes. Satanás también efectuará sus falsas maravillas, hasta el punto de hacer caer fuego del cielo a la vista de los hombres.9 Es así como los habitantes de la Tierra volverán en sí para adoptar una posición.10
El mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por medio de la convicción profunda del Espíritu de Dios. Los argumentos ya fueron presentados. Sembrada está la semilla, y ahora brotará y dará frutos. Las publicaciones distribuidas por los misioneros han ejercido su influencia; sin embargo, muchos cuyo espíritu fue impresionado han sido impedidos de entender la verdad por completo o de rendirle obediencia. Pero entonces los rayos de luz penetrarán por todas partes, la verdad aparecerá en toda su claridad, y los sinceros hijos de Dios romperán las ligaduras que los tenían sujetos. Los lazos familiares y las relaciones eclesiásticas serán impotentes para detenerlos. La verdad les será más preciosa que cualquier otra cosa. A pesar de los poderes coligados contra la verdad, un sinnúmero de personas se alistará en las filas del Señor.
Fuente: Elena de White, El conflicto de los siglos, capítulo 39
Pastor me gustaría que su relato estuviera acompañado, ¡el escrito está! «con su pasaje bíblico»
Amigo y hermano, feliz sábado…. no le podemos añadir un texto bíblico a este artículo, porque ha sido escrito por Elena de White en el Conflicto de los Siglos capítulo 39 (te diste cuenta que se menciona eso al final del mismo?)… Por otro lado, en este link tenemos mensajes escritos por el Pr. Joe Saavedra: https://poder1844.wordpress.com
Amigo y hermano, feliz sábado…. no le podemos añadir un texto bíblico a este artículo, porque ha sido escrito por Elena de White en el Conflicto de los Siglos capítulo 39 (te diste cuenta que se menciona eso al final del mismo?)… Por otro lado, en este link tenemos mensajes escritos por el Pr. Joe Saavedra: https://poder1844.wordpress.com