En América precolombina
Entre los toltecas centroamericanos existe una tradición que habla de que la primera era duró 1760 años, después de la cual, hubo una gran inundación que duró 52 años, a la que sólo sólo sobrevivió una familia, Coxcos y su mujer, Xochil Quetzal, en una gran canoa hecha de madera de ciprés. “Las montañas se hundieron bajo el agua. Toda la humanidad se ahogó o se convirtio en peces. “Como en otros relatos que hemos visto, Coxcos envió aves, en este caso buitres, que encontraron cadáveres y no volvieron. Después mando un colibrí, que volvió con una rama, después de lo cual, encontraron tierra en la montaña torcida de Colhuacán.
Entre los aztecas, existe la leyenda de Tapi, un hombre muy piadoso, a quien el creador le dijo que construyera un barco con el que sobreviviría, y en el que debía meter a su mujer y a una pareja de cada uno de sus animales. Todo el mundo pensaba que estaba loco, hasta que el diluvio se desencadenó. El no abandonó el barco hasta que… sóltó unas palomas que no regresaron.
En las tradiciones mayas, recopiladas en libros sagrados como el Popol Vuh y el Chilam Balam, se habla de una gran inundación acompañada de fuego y terremotos, de la cual sobrevivió muy poca gente, escondida en cuevas. “Se oyó un gran ruido en el cielo y cayo una pesada lluvia noche y dia. Los hombres trataron de trepar a las casas, pero las casas quedaron sumergidas. El cielo se cayó… la tierra seca se hundio, y en un momento termino la gran aniquilacion…”
Entre los ojiwbe, que han vivido en Minnesota desde el 1.400 antes de Cristo aproximadamente, también existe una tradición muy similar a la relatada en la Biblia. “Hubo un tiempo en que los humanos discutían entre ellos e incluso en el seno de sus familias. Discutían tanto que Manitú, el creador, decidió realizar una purificación por medio del agua. El agua llegó, anegó toda la tierra y pilló a la mayoría desprevenida. Tan sólo unas pocas parejas vivientes lograron sobrevivir”. Waynaboozhoo es el nombre del héroe, que sobrevivió acompañado de unas parejas de animales en una barquilla.
Los indios de Delaware, también en Estados Unidos, tienen una tradición en la que se habla de que en la era prístina la gente vivía en paz y la tierra estaba sumergida. Tan sólo unas pocas personas encontraron refugio en la concha de una grandísima tortuga, tan vieja que tenía moho. Un pájaro fue soltado para hallar tierra pero sólo encontró mar. Más tarde, otro más volvió con un poco de tierra en su boca, a resultas de lo cual guió a la tortuga hasta ese pedazo de tierra. Entre los hurones, se habla de una inundación que duró varios meses, de la que sólo sobrevivió el padre de las tribus indias, con su mujer, su familia y sus animales. La leyenda habla de que los animales no hacían más que quejarse durante el viaje, por lo cual, al terminar el diluvio, se les quitó la facultad de hablar. Los sioux de Dakota también tienen otra leyenda similar, en la que sobreviven en unas canoas muy grandes una familia y parejas de animales de cada especie, después de una inundación de varios meses, al término de la cual, encontraron tierra firme al oeste. Parecida a la de los indios mandal, con la diferencia de que el superviviente ¡fue un blanco!
En el periodo de tiempo conocido en los Andes como el de la Pachachamama, el hombre se convirtió en un demonio. Estaba tan atareado haciendo cosas malas que se le olvidó hacer las buenas, tan sólo aquellos que vivían en lo alto de los Andes conservaban la pureza. Dos hermanos que vivían en las montañas vieron a sus animales comportarse de manera extraña y les preguntaron lo que sucedía, a lo que contestaron que las estrellas les habían avisado de que se avecinaba un diluvio que destruiría la tierra entera. Entonces tomaron a sus familias y buscaron refugio en una cueva en las altas montañas. La lluvia duró cuatro meses y las aguas subieron pero no alcanzaron la altura de los pìcos. Así fue como las aguas terminaron y la montaña recuperó su altura, pero desde entonces las llamas prefieren vivir en las alturas.
Entre los indios chibcha de Sudamérica, el superviviente fue Bochica y su mujer, refugiándose en la montaña más alta. Al terminar el diluvio, Bochica abrió un agujero en la tierra en Tequendama, por el que desaparecieron las aguas.
De acuerdo a los textos hebreos, el arca de Noé fue cubierta de juncos o cañas y recubierto por magma o lava que contenía piedra pómez, sal y . Eso resultaba en un tipo de aislante que era muy fuerte y ligero. Para muchos, los restos encontrados 17 millas al sur del Monte Ararat, en la base de Al Judi son los restos del arca de Noé. Este pedazo parece que tiene las costillas o cordoncillos dentro de él. Como esos juncos un día estuvieron vivos, se podría utilizar el método del Carbono 14 para fecharlos.
El doctor Thor Heyerdahl construyó dos bote similares a éste en 1969-1970. Con el primero navegaron alrededor de 3.000 millas, y con el segundo, superaron esa cifra. En el lago Titicaca, en Bolivia, se utilizan este tipo de embarcaciones, hechas de juncos.
Recopilación de www.rafapal.com