El antecedente histórico de Isaías
Volviendo ahora a la cita misma (v. 23), obviamente fue tomada de Is. 7:14.135 Conviene hacer un repaso breve de los antecedentes históricos:
Un poco más de siete siglos antes del nacimiento de Cristo, el trono de Acaz, rey de Judá, se veía amenazado por la coalición del rey de Israel (Peka) con el rey de Siria (Rezín). La amenaza de estos dos conspiradores era destruir la dinastía de David, y establecer un rey de su propia elección, “el hijo de Tabeel” (Is. 7:6). ¿Qué iba a ser de la gloriosa promesa si tenía éxito esta confabulación? ¿Y qué de la predicción mesiánica de 2 S. 7:12, 13? ¿Podría nacer el Redentor venidero como hijo y heredero legal de David? Todo esto estaba en juego (véase Ap. 12:4).
En esta situación crítica Isaías es enviado a amonestar a Acaz para que ponga su confianza en Jehová, y pida una señal del cuidado protector de Dios. El debe pedir esta señal, este milagro, que pueda ser abajo en lo profundo, o arriba en lo alto. Pero el malvado Acaz, que tenía su confianza puesta en Asiría y no en Jehová, fingió una excusa piadosa y en simulada humildad se negó a pedir señal. El profeta, revelando su indignación (7:13), pronunció el oráculo del Señor en las siguientes palabras: “Por tanto, el Señor mismo os136 dará señal: He aquí que la137 ʿalmah concebirá, etc.”
Entre los que creen en el nacimiento virginal de Cristo, hay dos grupos principales de intérpretes con respecto a Is. 7:14: a. los que favorecen la teoría de la doble referencia, y b. los que favorecen la teoría de la referencia única. Según los primeros, la profecía tiene referencia directa solamente a acontecimientos y circunstancias contemporáneas; es decir, a lo ocurrido en los días de Acaz e Isaías. Indirecta y finalmente, sin embargo, se cumple en el nacimiento virginal de Cristo. Según la segunda teoría, de la referencia única, el pasaje tiene solamente un significado: se refiere directa e inmediatamente al “nacimiento virginal” de Cristo; más precisamente, a su concepción en la matriz de María sin unión sexual, y al nacimiento que fue resultado de esta concepción.
Teoría de la doble referencia
Según esta teoría, en el contexto de Isaías no hay referencia a ningún nacimiento milagroso o “virginal”. Al hablar de una ʿalmah el profeta se estaba refiriendo a una doncella de edad casadera que, habiéndose casado, concebiría y daría a luz un hijo y lo llamaría Emanuel, esto es, “Dios con nosotros”. Al dar ese nombre el niño estaría confesando su confianza en Dios. Estaría diciendo que aun en medio de tiempos turbulentos ella estaba firmemente convencida que Dios no abandonaría su pueblo, sino les proporcionaría lo necesario y los protegería de sus enemigos. Es claro que según este punto de vista el nombre Emanuel no describe al niño, sino a la madre: La caracteriza como una mujer que tiene fe en Dios.
Sin embargo, prosigue esta teoría, Mateo estaba plenamente justificado al aplicar estas palabras de Isaías a un acontecimiento de largo alcance, a saber, el nacimiento milagroso de Aquel que es el mismo Emanuel. O, para formularlo en forma distinta, aunque Is. 7:14 no se refiere directamente a la concepción y el nacimiento del Mesías, en su sentido más profundo el pasaje no llegó a su plenitud hasta que fue cumplido en él.
Argumentos en apoyo de la teoría de la doble referencia
1. Si la intención de Isaías hubiese sido subrayar la virginidad de la madre del niño, habría usado la palabra bethulah en vez de ʿalmah. Una ʿalmah es una joven de edad casadera. Podemos concebir a esta joven mujer de Is. 7:14 como que primero siendo todavía soltera, que es el sentido más usual de la palabra; luego, casándose y de un modo natural concibiendo y dando a luz un hijo. En ninguna parte Isaías llama a la madre bethulah o virgen.
2. Es verdad que Mateo, al traducir Is. 7:14, usa la palabra virgen. Sin embargo, hay que recordar que el evangelista con frecuencia se aparta de la traducción literal cuando cita las profecías del Antiguo Testamento. Por ejemplo, compárese Mt. 4:15 con Is. 9:1, 2. En consecuencia, el uso que Mateo hace de la palabra virgen no demuestra que Isaías estaba pensando en una virgen. Por cierto, Mateo estaba justificado en aplicar este pasaje al nacimiento virginal. En Cristo Is. 7:14 alcanza su cumplimiento final.
3. Es natural suponer que el nombre Emanuel, en la forma usada por Isaías, describe la disposición o el pensamiento de la madre, su confianza en Dios, más que el carácter del hijo o su papel en la vida. ¿No puede decirse lo mismo del origen de varios otros nombres, tales como Rubén, Simeón, Leví, Judá (Gn. 29:31–35), José (Gn. 30:24), Benoni y Benjamín (Gn. 35:18), para mencionar sólo unos pocos? En todos ellos el nombre describe al dador más que al receptor. Por lo tanto, es claro que también en Is. 7:14 no es del todo necesario considerar el nombre Emanuel como descriptivo del receptor, como si Emanuel fuese un sinónimo del Mesías, y como si su madre fuera la vírgen María. Ese no puede haber sido el sentido primario de estas palabras. Se trata de una interpretación o aplicación posterior, la de Mateo, y como tal está plenamente justificada.
4. El v. 16 muestra que la profecía de Isaías no se refiere a un futuro distante, sino a los días de Acaz. Es en su propio tiempo y muy poco después que los reinos o regiones a cuyos gobernantes aborrece serán arrasados. Ahora, puesto que el v. 16 (y también el 15) está en la conexión más cercana posible con el v. 14, ¿cómo puede el v. 14 referirse al nacimiento virginal de Cristo, acontecimiento que ocurrió más de siete siglos después?
Teoría de la referencia única
Esta teoría no niega que las palabras de Is. 7:14 tenían significado para los días de Acaz. En realidad, insiste en ello. Sin embargo, cree que aun en el contexto de Isaías la madre del niño es una virgen, a saber, María, y que su hijo es el Mesías.
“Esta visión del profeta se extiende mucho más allá de los sucesos presentes … y mira a este Hijo que debe nacer, este hijo que debe ser dado, que no puede ser otro que el rey mesiánico, la seguridad del cumplimiento de las promesas de David, y la esperanza para el mundo futuro”.139
“Si una mujer casada fuera la que está en la referencia de Is. 7:14, parece que debería haberse usado una palabra distinta de ʿalmah y esto en forma muy natural … ¿Por qué habría de considerarse “señal” un nacimiento natural? Pero no es solamente el uso de esta palabra (señal) lo que nos lleva a esperar algo milagroso en lo que el profeta pasa a anunciar. Igualmente sugestiva es la forma elaborada en que se introduce la señal. Todo el pasaje está expresado en términos tales como para inducir al lector a sentir un profundo misterio cuando comprende a la joven mujer y a su hijo”.140
En apoyo de su propia posición, esta segunda teoría, la de la referencia única, presenta las siguientes
Respuestas a los argumentos de la teoría de la doble referencia
Respuesta a 1. En cuanto a ʿalmah versus bethulah: Es un hecho que la segunda significa virgen en Gn. 24:16; Lv. 21:3; Jue. 21:12, mientras en Jl. 1:8 probablemente se refiera a una que no es virgen, una viuda que durante los primeros años de su vida de casada había perdido a su marido, a quien ahora lamenta.141 Por otra parte, una ʿalmah, en todos los pasajes en que esta palabra se usa en forma indisputable, significa doncella (Gn. 24:43; Ex. 2:8; Sal. 68:25; Pr. 30:19; Cnt. 1:3; 6:8). Se refiere a una muchacha, como Rebeca, antes que viera a Isaac, y como Miriam, la hermana de Moisés. La inferencia lógica parecería ser que también aquí en Is. 7:14 el sentido sea básicamente el mismo. Aun persiste el desafío de Lutero: “Si un judío o un cristiano puede probarme que en algún pasaje de la Escritura ʿalmah significa mujer casada, le daré 100 florines, aunque sólo Dios sabe de dónde podré sacarlos”.
El hecho de que una mujer joven soltera quede embarazada y dé a luz un hijo se introduce aquí en Is. 7:11–14 como algo maravilloso, algo de lo que no se ha oído. Se ha estado llevando a los lectores a esperar el anuncio de algo que es del todo maravilloso. Ciertamente es muy difícil que al interpretar Is. 7:14, alguien crea que la doncella aquí señalada haya concebido por un acto de inmoralidad.142 La conclusión ineludible es que ella era virgen cuando concibió: ningún varón la había llevado a ese estado.
Podemos añadir la opinión de dos renombrados eruditos en Antiguo Testamento a fin de tener más confirmación en esta posición:
“La palabra ʿalmah … nunca se usa con respecto a una mujer casada, ni en la Biblia ni en otros lugares. La nueva evidencia de Ras Shamra es notablemente interesante sobre este punto”. Con respecto a bethulah, este autor dice: “La palabra en cuestión es ambigua. ¿Significa virgen, una virgen desposada, o mujer casada? Estoy convencido que puede significar cualquiera de las tres cosas”. Prosigue: “Isaías (en 7:14) usó la única palabra del idioma hebreo (ʿalmah) que nunca se usa para designar una mujer casada”. Además, “La palabra castellana que más se aproxima a ʿalmah es doncella. Sin embargo, la palabra virgen enfatiza el carácter sobrenatural del nacimiento, y por eso debe ser preferida. En ningún caso la palabra de este pasaje debe ser traducida por la expresión vaga y débil mujer joven”.143
“Ahora quiero afirmar de inmediato que la traducción mujer joven (en Is. 7:14) debe ser rechazada”. El autor de esta declaración entonces muestra que la palabra ʿalmah, dondequiera que aparece en el Antiguo Testamento, indica a las personas del sexo femenino que aún no han entrado en la relación comúnmente asociada con el matrimonio. Señala que pasajes como el título del Sal. 46 y 1 Cr. 15:20 nada prueban en sentido contrario, porque la palabra usada en estos pasajes “no es suficientemente clara”. Además muestra que el argumento según el cual bethulah debe significar virgen no cuadra con los hechos. En esta conexión se refiere a Jl. 1:8 (ya analizado; véase p. 148). Continúa: “Por estas razones es definitivamente arriesgado usar la expresión mujer joven como traducción de ʿalmah en Is. 7:14”.144
Conclusión: El argumento según el cual “si hubiera sido la intención de Isaías subrayar la virginidad habría usado bethulah en lugar de ʿalmah” no es convincente. La traducción “virgen” armoniza mejor con el contexto.
Respuesta a 2. En cuanto a la referencia que Mateo hace de Is. 7:14, si Isaías se estaba refiriendo en verdad a una virgen, como se ha mostrado en la respuesta anterior, no hay discrepancia alguna entre Is. 7:14 y Mt. 1:23. Por otra parte, si Isaías estaba pensando en una joven casada que con la ayuda de su marido concibió y dio a luz un hijo, es difícil ver cómo Mateo podía considerar el nacimiento de Cristo “de la vírgen María” como un cumplimiento de Is. 7:14. La ʿalmah mencionada en Is. 7:14 no puede al mismo tiempo ser virgen y no virgen. Además, es claro que como ʿalmah es que ella concibe y da a luz un hijo.145 El intérprete no tiene derecho, como a veces se hace, de introducir en primer lugar una mujer joven soltera y luego, subrepticiamente, por decirlo así, casarla antes que conciba y dé a luz un hijo.
Se reconoce libremente que, bajo la dirección del Espíritu, Mateo y los otros escritores del Nuevo Testamento a veces hacen un uso diferente del que el pasaje tenía originalmente, pero esa nueva aplicación a una nueva situación no es de ningún modo una contradicción. En cuanto a Mt. 4:15 (en comparación con Is. 9:1), véase sobre ese pasaje.
Respuesta a 3. En cuanto a la estrecha relación entre un nombre y a. su dador, más que b. su receptor o persona que lo lleva, aunque con frecuencia se da el primer caso, también hay muchos ejemplos en que el segundo caso es válido: Eva (Gn. 3:20), Noé (Gn. 5:29), Abram y Abraham (Gn. 17:5), Sarai y Sara (Gn. 17:15), Esaú (Gn. 25:25), Jacob e Israel (Gn. 27:36; 32:28), Noemí y Mara (Rt. 1:20), Nabal (1 S. 25:3, 25), Jesús (Mt. 1:21), Pedro (Mt. 16:18), y Bernabé (Hch. 4:36). Entonces es legítima la pregunta: ¿A cuál de estas dos clases de nombres146 pertenece Emanuel? Evidentemente al segundo caso, como lo indica la conexión entre Is. 7:14; 8:8 y 9:6. Este Emanuel de 7:14 y 8:8 es el hijo que ha nacido, el hijo que es dado, sobre cuyo hombro estará el principado y que se llama “Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (9:6). Véase también 11:1ss.
Hay también una estrecha conexión entre estos pasajes de Isaías y Mi. 5:2 (cf. Is. 7:14 con Mi. 5:3), donde la misma persona se describe como Aquel cuyas “salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”, y donde se predice su nacimiento en Belén. Claramente, el nombre Emanuel describe a Aquel que lo lleva, esto es, ¡al Mesías!
“En todas las Escrituras los nombres se dan muchas veces como significando el carácter, y esto se hace especialmente prominente en relación con la revelación de Dios a los hombres, y la revelación de la venida del Mesías que se desarrolla gradualmente ciertamente no es una excepción; desde la “simiente de la mujer” (Gn. 3:15) hasta el “Señor Jesús” (Ap. 22:20), el Mesías se revela constantemente a través de los nombres que se le atribuyen. Teniendo presente esta tendencia general de la revelación, y la conexión ya considerada entre Is. 7:14; 9:6; y 8:8, juntamente con el método enfático de presentarla, se hace claro que Emanuel, “Dios con nosotros”, tiene referencia al carácter del niño, y en consecuencia es otro nombre más que da testimonio de la deidad del Mesías”.147
Ahora, si es verdad que el nombre Emanuel mencionado en Is. 7:14 se refiere al Mesías, como ya se ha establecido, ¿no es verdad también que la virgen que por el poder del Espíritu Santo concibió y dio a luz un hijo es ciertamente María?
Respuesta a 4. En cuanto a la relación entre los vv. 14 y 16, se puede entender que Isaías está diciendo: “He aquí que la virgen concibe y da a luz un hijo … Antes que este niño, que mi ojo profético ya ve nacido, sepa rechazar el mal y elegir el bien, esto es, en un plazo muy breve, la tierra cuyos reyes aborreces quedará abandonada”.
“Esta interpretación, creemos, de ningún modo es imposible … la objeción a ella se diluye cuando uno lee el exaltado lenguaje del profeta en la forma en que se debe leer el lenguaje de una visión profética”.148 Es característico de Isaías describir el futuro como si ya estuviera presente. ¿Puede uno leer Is. 53 sin ser sorprendido por el hecho de que el profeta, por inspiración divina escribe como si los detalles de la humillación y la consecuente exaltación de Cristo estuvieran ocurriendo delante de sus propios ojos, sí, como si ya hubieran ocurrido?
Pero aun cuando para algunos esta respuesta al punto 4 no parezca convincente, hay que recordar que Mateo no está citando Is. 7:16, sino Is. 7:14. Sea cual fuere la explicación correcta del v. 16, la conclusión ineludible parece ser que Is. 7:14 se refiere claramente al Mesías: los pasajes con los que está definidamente ligado (Is. 8:8; 9:6; 11:1–5; Mi. 5:2ss) como para formar una cadena irrompible, son enfáticamente mesiánicos como para argumentar de otro modo.
La profecía de Is. 7:16 se cumplió. Tiglat Pileser vino muy poco después de pronunciada la predicción. Se llevó una porción de los habitantes del reino de Peka y no puso objeción alguna cuando Peka mismo fue asesinado por Oseas (2 R. 15:29, 30). También avanzó contra el reino de Rezín, tomó Damasco su capital, deportó a su pueblo y mató a Rezín (2 R. 16:9).
¿No fue este cumplimiento literal de la profecía una señal clara y evidente por la que Acaz y toda la casa de David podía estar segura de que el Señor estaba montando guardia sobre la realización de su plan respecto de la promesa mesiánica? ¿No fue el fracaso de los dos enemigos, Peka y Rezín, en su intención de acabar con la dinastía de David, una señal clara de que el linaje davídico del Mesías sería protegido, de modo que la predicción mesiánica que se encuentra en 2 S. 7:12, 13 y en otros lugares se pudiera cumplir, es decir, que el Redentor venidero pudiera nacer como hijo y heredero legal de David? Visto así, se hace claro que la profecía del v. 14 cuadra en forma muy hermosa dentro de este contexto. No hay necesidad de introducir en este pasaje una referencia supuesta a Abi, la esposa de Acaz, y su hijo Ezequías (2 R. 18:2); o a la esposa de Isaías y a uno de sus hijos; o a alguno de sus contemporáneos.149 La virgen es María. Emanuel es Cristo.
FUENTE:
William Hendriksen, Comentario Al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2007), 145-52.