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PREGUNTAS SOBRE LA ALIMENTACIÓN (BIBLIA vs. EVANGÉLICOS)

Marcos 7:15-23, menciona que lo que “entra” no contamina sino lo que “sale”. Entonces, podemos comer lo que deseamos.  

Por lo general, los comentadores yerran en los vers. 15-23 aplicándolos al problema de las carnes limpias e inmundas, cuya diferencia se hace patente en Lev. 11.  Es sumamente claro por el contexto que Jesús no estaba poniendo en duda, de ninguna manera, algún precepto del A. T., sino que más bien estaba negando la validez de la tradición oral. En este caso específico trata de la tradición que afirmaba que el alimento comido con manos indebidamente lavadas (en un sentido ritual) se convertía en causa de impureza.  Eran siempre y exclusivamente los «mandamientos de hombres» (vers. 7) contra los cuales protestaba Jesús, distinguiéndolos claramente del «mandamiento de Dios» (vers. 8) tal como se presenta en las Escrituras. Aplicar los vers. 15-23 al asunto de carnes limpias e inmundas es no tener en cuenta para nada el contexto.  Si Jesús en esta ocasión hubiese eliminado la distinción entre carnes limpias e inmundas, es obvio que posteriormente Pedro no hubiera reaccionado como lo hizo ante la idea de comer carnes inmundas (ver Hechos 10: 9-18, 34; 11: 5-18).

Debiera destacarse que el problema que se debatía entre Jesús y los fariseos no tenía nada que ver con la clase de alimento que se iba a comer, sino solamente con la forma en que se debía comer, ya fuera con el lavamiento ritual de las manos o sin él.  Según los reglamentos judaicos, aun la carne declarada limpia en Lev. 11 podría ser considerada inmunda debido a algún contacto con personas inmundas.

En Hechos 10:13-15, Dios le dice a Pedro que se “levante, mata y come”. Cuando el apóstol se negó, la voz divina fue clara: «Lo que Dios limpió, no lo llames profano». Allí habían diversos animales, así que podemos comer según la orden bíblica.

Debemos reconocer, en primer lugar, que «la discusión general de Hechos 10 y 11 no es la cuestión de alimentos puros/inmundos (ver Génesis 7:2,7,8; Lev. 16), ya que el problema era la asociación con los gentiles», como escribió el teólogo Gerhard F. Hasel; y, en segundo lugar, que el propio contenido de la visión revela que la referencia a animales es meramente figurada e ilustrativa.

Los que insisten en que le objetivo de la visión era convencer a Pedro de la anulación de la distinción entre animales limpios e inmundos deben, para ser consistentes, admitir también que la visión falló en su propósito. El texto deja claro que:

  • Pedro jamás había comido «cosa alguna común o inmunda» (ver. 14).
    • Él no se convenció de que debería comenzar a comer cualquier animal inmundo.   
    • El continuó «perplejo sobre cuál sería el significado de la visión» (ver. 17).
    • El finalmente reconoció que la visión tenía la intensión de enseñarle la verdad de que «Dios no hace distinción de personas» (ver. 34).
    • En ningún punto la comprensión de Pedro fue censurada por Lucas, el autor de Hechos.

Hechos 10 menciona inicialmente una visión concedida al centurión gentil Cornelio, para que él enviase mensajeros para llamar a Pedro, que se encontraba en Jope (vers. 1-8). Pedro, un judío cristiano, ciertamente rechazaría en aceptar la invitación, pues los gentiles eran considerados por los judíos como impuros desde el nacimiento. Pero Dios procuró eliminar los preconceptos étnicos del corazón de Pedro, a través de la visión del lienzo con los animales, preparándolo para aceptar la invitación de Cornelio (vers. 9-22). Pedro fue con los mensajeros de Cornelio, iniciando la predicación del evangelio entre los gentiles, lo que resultó en la conversión de muchos ellos (vs. 23-48).

Romanos 14:14 dice: «Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; más para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es”. Es decir, todo es mental, nada es inmundo.

Es decir, dentro de este contexto, aquellos alimentos de los cuales Pablo ha estado hablando aquí.  La palabra «nada» no debe ser entendida en su sentido absoluto.  Las palabras, con frecuencia tienen más de un significado; por lo tanto, el sentido particular que expresan debe ser determinado en cada caso por el contexto.  Por ejemplo, cuando Pablo dijo: «Todas las cosas me son lícitas» (1 Corintios 6: 12), esta afirmación –aislada de su contexto– podría interpretarse como una declaración de que el apóstol era un libertino.  El contexto que es una advertencia contra la inmoralidad anula inmediatamente tal deducción. En Éxodo 16:4 la palabra «diariamente» también podría interpretarse como que significara todos los días de la semana; sin embargo, por el contexto se demuestra que se excluía el sábado.

Los alimentos que el hermano «débil» (ver. 1) se abstiene de comer, pero de los que participa el hermano fuerte, no son aquellos alimentos inmundos por naturaleza, sino los que son considerados como tales por escrúpulos de conciencia.  Pablo no está eliminando todas las distinciones entre los alimentos.  La interpretación se debe limitar a los alimentos de aire se está hablando aquí: los que han sido ofrecidos a ídolos. También se debe recordar el problema específico que trata el apóstol, a saber: el trato comprensivo que se debe dar a aquellos cuya conciencia, no del todo clara, les impedía comer ciertos alimentos.

La impureza no radicaba en la naturaleza del alimento sino en la opinión del creyente acerca de él.  El cristianismo «débil» (ver. 1) cree, por ejemplo, que no debe alimentarse de alimentos ofrecidos a los ídolos, y convierte en un asunto de conciencia el abstenerse de ciertos alimentos, y mientras mantenga esa convicción sería malo que participara de ellos.  Puede estar equivocado desde el punto de vista de otro, pero no sería correcto que violara lo que con toda conciencia supone que Dios requiere.

Colosenses 2:16 dice: «Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo». Es decir, lo que comamos, bebamos o el día que guardemos no importa.

Las palabras griegas usadas aquí, brósis (comida) y pósis (bebida), se refieren más a la manera de comer y beber que a lo que se bebe y se come.  Hay varias interpretaciones en cuanto al significado de esta frase.  Algunos sugieren que se refiere a alimentos y libaciones presentados como parte del sistema ceremonial judío.  Otros, notando el contexto de la epístola, piensan más bien que tiene que ver con instrucciones o prohibiciones añadidas por los falsos maestros, judaizantes o gnósticos.

Algunos, equivocadamente, han llegado a la conclusión de que esta afirmación de Pablo indica la abolición de la distinción entre carnes inmundas y limpias (Lev. 11), por lo cual un cristiano estaría libre de comer cualquier carne.  Que Pablo no dice tal cosa se puede ver por lo siguiente:

  • Este pasaje ni siquiera menciona el tema de alimentos limpios e inmundos.  Si bien se habla de no tocar ni gustar (ver. 21), no hay mención alguna de carnes inmundas.
  • La distinción entre carnes limpias e inmundas (Lev. 11) no es parte de la ley mosaica. Ya aparece en Génesis 7: 2.  Si bien las razones de la prohibición de comer ciertas carnes no son claramente dadas, sabemos que la complacencia del apetito cuando se comen alimentos impuros frustra los perfectos designios del Creador.  El apóstol no estaba autorizando a los cristianos de Colosas a comer y a beber todo tipo de alimento, sin discriminación.  Lo que les dice es que no presten atención a quienes los critican por no cumplir con reglamentos humanos –ya sean de origen judío, gnóstico o pagano– que el cristiano no necesita observar.

1 Timoteo 4:4 menciona: «Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias». Esto nos autoriza a comer de todo si lo hacemos con agradecimiento.

Gr. kalós, «excelente», o sea perfectamente adaptado para su determinado uso.  Así como un inventor sabe cuáles son las condiciones ideales para el funcionamiento de su artefacto, Dios conoce las mejores condiciones posibles para la perfecta felicidad del hombre. Algunos comentadores creen que Pablo está aboliendo con estas palabras la distinción que se hace en el AT entre comidas «limpias» e «inmundas» (ver Lev. 11).  Debe notarse, ante todo, que Pablo específicamente limita sus observaciones a aquellas cosas creadas por Dios para ser usadas como «alimentos» (ver ver. 3).  Dios explicó en la creación qué debía usar el hombre como alimento. La dicta prescrita no incluía carne de ninguna clase ni aun todo tipo de vegetación.  Todas las cosas fueron creadas para un diferente propósito, y eran «buenas» para dicho fin, esto es, perfectamente adaptadas para cumplir el plan de Dios para ellas.  Después del diluvio Dios permitió el consumo de carnes «limpias», pero prohibió en forma específica comer carnes «inmundas».  En ninguna parte de la Biblia se dice que se haya quitado esta prohibición. Todo lo que Dios ha creado debe servir para suplir la necesidad para la cual fue creado.

Fuente: MANUAL DE INSTRUCTORES BÍBLICOS ¡Enseñar para salvar! Editor: Joe Saavedra

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Un Comentario

  • Los mandamientos de Dios,son principios eternos. Al estudiar su palabra debemos analizar muy bien sus contextos para así reconocer el mensaje genuino de cada pasaje bíblico. Y eso es con cuidados estudios con oraciones y repetir las lecturas he investigar con diccionarios y hacer exegesis. Que dan muy buenas verdades…

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