A las 17:44 de este miércoles, el arzobispo Diego Ravelli, maestro de celebraciones litúrgicas pontificias, a pronunciado la fórmula «Extra Omnes» («¡Fuera todos!»), dando el inicio al cónclave para la elección del sucesor del Papa Francisco. Los 133 cardenales electores de 70 países, todos ellos menores de 80 años, han quedado literalmente encerrados «cum clavis» («bajo llave») en la Capilla Sixtina para proceder a la primera y única votación del día.
El cónclave para la elección del nuevo pontífice fue precedido por una ceremonia litúrgica solemne, retransmitida públicamente en la Plaza de San Pedro como último acto visible para los católicos antes del inicio del proceso cerrado de deliberación. Esta transmisión evidenció la dimensión simbólica y pastoral del evento, que sigue captando la atención global. El cardenal Pietro Parolin, presidente del cónclave, asumió un rol litúrgico destacado al recordar en latín, bajo los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, las obligaciones de los cardenales electores, en particular el compromiso de confidencialidad absoluta respecto al contenido de las deliberaciones. Acto seguido, todos los cardenales prestaron juramento ante el Evangelio.
El primer escrutinio, tradicionalmente considerado un ejercicio de sondeo, sirve para evaluar la viabilidad de los distintos candidatos, quienes deben alcanzar una mayoría calificada de dos tercios para ser elegidos (en este caso, 89 votos de los 133 cardenales participantes). La primera señal visual al mundo —la llamada fumata— se esperaba para las 19:00 horas, con humo negro indicando una votación inconclusa.
Los cardenales fueron confinados dentro de los muros vaticanos tras la celebración de la misa Pro Eligendo Romano Pontifice, oficiada por el cardenal Giovanni Battista Re, quien exhortó a los electores a escoger a un pontífice acorde con las exigencias de una época definida por tensiones culturales, crisis espiritual y transformaciones globales. Tras la homilía, los cardenales compartieron su última comida fuera del recinto de votación y fueron conducidos a la Casa Santa Marta, residencia temporal durante el cónclave. Desde allí, se dirigieron en procesión a la Capilla Paulina entonando el Veni Creator Spiritus, en invocación al Espíritu Santo.
Las normas que rigen el cónclave —con origen en el siglo XIII bajo Gregorio X— han mantenido la esencia del aislamiento y secreto, adaptándose con medidas modernas para preservar su integridad. Las comunicaciones han sido restringidas mediante inhibidores de señal, ventanas opacas y la prohibición del uso de dispositivos electrónicos. Todo el personal auxiliar, incluyendo monjas y empleados logísticos, ha firmado un juramento de confidencialidad, bajo pena de excomunión.
La dinámica de las votaciones prevé hasta cuatro escrutinios diarios, con señales de humo al mediodía y por la tarde. La duración promedio de los últimos cónclaves ha sido de tres días; sin embargo, los papas Francisco y Benedicto XVI fueron electos en la segunda jornada. Un dato relevante de esta elección es la composición del Colegio Cardenalicio: más del 80% de los electores fueron designados por Francisco, con una notable disminución de cardenales europeos y una creciente representación de Asia y África.1
No obstante esta explicación general, el presente artículo tiene como objetivo exponer, de manera detallada y secuencial, el proceso mediante el cual la Iglesia Católica elige a su máximo líder mundial, quien asumirá la responsabilidad de guiar a sus fieles desde el Vaticano:
CÓMO SE ELIGE UN «PAPA»
El cónclave, qué es la reunión de los sacerdotes que elegirán al nuevo Papa, empezó hoy las 17:45 con la entrada y clausura de los cardenales electores en la Capilla Sixtina del Vaticano para la única votación de este día cuya fumata se prevé negra, salvo sorpresa mayúscula, en torno a las 18:00 o 19:00 horas. En la figura 1, se puede ver el mapa de la sede papal en Roma y los escenarios donde se lleva a cabo la elección. La figura 2, muestra la Capilla Sixtina, con la ubicación de los actores de la votación.
Los días posteriores habrá dos votaciones por la mañana y, a continuación, una fumata que indicará el resultado, y otras dos por la tarde, con otra fumata. Así hasta que salga un humo blanco sobre la plaza de San Pedro. Los horarios orientativos para mirar al cielo son después de las 10:30 y después de mediodía; por la tarde después de las 17:30 y después de las 19:00, anunció ayer el portavoz vaticano, Matteo Bruni. Sin embargo, es mejor ir paso a paso.
Primer paso: Los cardenales electores que se trasladaron en procesión desde la Casa Santa Marta hasta la Capilla Sixtina, entonando el Veni Creator Spiritus juran guardar el secreto absoluto de todo lo que ocurra en el cónclave, bajo pena de excomunión.
Segundo paso: Una vez dentro de la Capilla Sixtina, se cierran las puertas. Se anuncia con la fórmula latina «Extra omnes!» (“¡Fuera todos!”). Solo quedan los cardenales y el personal estrictamente necesario, que también jura secreto.
Tercer paso: Se realiza el primer escrutinio (opcional en el primer día). Es decir, si hay tiempo, se realiza una primera votación de tanteo, si no, se reanuda al día siguiente.
Cuarto paso: Luego del primer voto, se realizan dos votaciones por la mañana y dos por la tarde. Cada cardenal escribe el nombre del candidato elegido en una papeleta y la deposita en un cáliz sobre el altar. Para que un nuevo Papa sea electo se requiere mayoría calificada de 2/3 de los votos (en este caso, 89 votos de los 133 cardenales participantes).
Quinto paso: Se queman las papeletas en una estufa especial y se realiza la fumata. El humo que sale por la chimenea (comignolo) en el techo de la Capilla Sixtina es la única señal pública: Negro = sin elección, blanco = Habemus Papam (se eligió un nuevo Papa)
Sexto paso: Una vez alcanzada la mayoría, se da paso a la «aceptación y elección oficial» del nuevo Pontífice, que se realiza a través de dos preguntas básicas. Al elegido: (1) «¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?». Si acepta, se le pregunta: (2) «¿Con qué nombre deseas ser llamado?»
Séptimo paso: El nuevo Papa es conducido a la Sala de las Lágrimas, donde viste la sotana blanca (vestimenta oficial) y reza en la Capilla Paulina de forma privada.
Octavo paso: Se hace el anuncio público: El cardenal protodiácono aparece en el balcón central de la Basílica de San Pedro y anuncia: «Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam…». El nuevo Papa da su primera bendición Urbi et Orbi. Este paso se lleva a cabo en el balcón central de la Basílica de San Pedro. La figura 2, facilita la compresión de los pasos mencionados.
LEVANTEN LA CABEZA
Mientras concluyo con este artículo, vienen a mi mente algunas palabras que escribí en «Velad y orad», especialmente en las palabras de Jesús a propósito de los acontecimientos finales de este mundo: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, anímense y levanten la cabeza, porque su salvación está cerca”.2 Para los seguidores de Jesús, levantar la cabeza, es la capacidad de mantenerse atentos y despiertos frente a los sucesos que precederán al tiempo de angustia y el retorno de Jesús.
La elección de un nuevo papa no es un simple cambio interno en la Iglesia Católica, sino un evento con repercusiones globales, especialmente para los creyentes que desean permanecer firmes a la verdad bíblica y que conocen los antecedentes de este poder religioso.
En definitiva, el nuevo Papa podría marcar y acelerar un cambio estratégico en el cumplimiento de sus objetivos: ya sea acelerando el ecumenismo, presionando moralmente a las naciones, o revitalizando la autoridad papal sobre el mundo cristiano. Estar atentos no significa miedo ni exageración, sino obediencia al mandato bíblico que nos pide discernir las señales de los tiempos y permanecer firmes en la fe pura del Evangelio.//////////////////.
1 https://www.elmundo.es/internacional/2025/05/07/681b5875e4d4d8fa4f8b457b.html
2 Lucas 21:28 en la versión Nueva Biblia Viva.
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