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UNGIMIENTO (HISTORIA)

La práctica del ungimiento, ya sea con aceite o con ungüento (crisma), tuvo mucha difusión en la antigüedad, y tenía varios propósitos, religiosos y seculares. En el AT, tanto los sacerdotes como los reyes eran consagrados de esta manera, y es por esta razón que los monarcas ingleses (británicos) desde la época anglosajona han sido ungidos durante su ceremonia de coronación. El título hebreo “Mesías” (en griego, christos), que significa “el ungido”, también surgió de la costumbre de ungir a los reyes, desde que se profetizó que el salvador saldría de la casa real de David.

En el AT existe una relación entre el ungimiento y el Espíritu de Dios (1 Sam. 16:13; Isa. 61:1, 3), y cuando en el NT se menciona a los cristianos como ungidos, el significado en algunas ocasiones es sencillamente que ellos han recibido el Espíritu Santo (2 Cor. 1:21 sigs.; 1 Jn. 2:20–27). En el siglo II, sin embargo, la práctica surgió de ungir literalmente a los cristianos en el momento de su bautismo,* ya fuera como una alternativa de imponerles las manos o como algo adicional, y estas ceremonias, separadamente del bautismo, se convirtieron en las formas de la confirmación.

En el NT se habla del ungimiento literal como una costumbre judía, cuando uno unge la cabeza de un invitado, o unge un cuerpo para prepararlo para su entierro. Como práctica cristiana, ocurre en el contexto de la sanidad* (Mar. 6:13; Stg. 5:14). Es digno de mencionarse que en el último pasaje se dice que “la oración de fe” cura al enfermo, no el ungimiento como tal; de manera que la promesa de sanidad debiera interpretarse de la misma manera (y con las mismas condiciones) como las promesas de que Dios contestará la oración.

El ungimiento de los enfermos continuó en la iglesia por muchos siglos, pero en el Occidente del siglo IX su propósito cambió. De allí en adelante se confería simplemente para el beneficio del alma, después de haber perdido la esperanza de obtener la recuperación del cuerpo. De allí el así llamado sacramento de la extremaunción, el cual es uno de los ritos ofrecidos a los moribundos en la Iglesia de Roma.
La extremaunción fue abolida en las iglesias de la Reforma. En Inglaterra se hizo un intento que perduró poco tiempo, para restablecer el antiguo ungimiento de los enfermos por su sanidad, en el Libro de Oración de 1549. Se han hecho otros intentos en la actualidad.

Fuente: R. T. Beckwith, «UNGIMIENTO», en Nuevo diccionario de Teología, ed. Sinclair B. Ferguson, David F. Wright, y J. I. Packer, trad. Hiram Duffer (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2005), 1005–1006.

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