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INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE RUTH

TÍTULO

ruthAunque la RVA le da un título completo de “El Libro de Rut”, la Biblia hebrea le llama solamente “Rut”. Es uno de solo dos libros en toda la Biblia que llevan nombres de mujeres. (Ester es el segundo.) Este es el primero, en el orden tradicional en nuestras Biblias en español, y el único que trata de una mujer no israelita.

Las Biblias que le dan un título completo, como la RVA (y no todas lo hacen), no quieren decir que Rut sea la autora. El libro mismo, siguiendo las costumbres antiguas, no identifica su autor; y la tradición judía que lo atribuye a Samuel carece de fundamentos históricos o literarios.

Sin embargo, tal vez fue esa tradición que facilitó que entrara en el canon de las Sagradas Escrituras con relativa facilidad y que no haya habido serios cuestionamientos de su lugar allí, a través de los siglos. Otro factor puede haber sido su conexión con David, como veremos. A pesar de su gran apoyo para figurar en el canon, su orden en el mismo ha seguido dos diferentes caminos. Desde las primeras traducciones en español de Reina y Valera, lo hemos encontrado en nuestras Biblias entre Jueces y el Primer Libro de Samuel. Este orden sigue el de la Septuaginta. Pero en la Biblia hebrea su lugar está entre los Escritos, la llamada tercera sección de ella, después de las secciones que llevan los libros de la Ley y los de los Profetas. Su afinidad literaria con obras como Job (cuyos personajes tampoco son israelitas) puede haber ocasionado esa ubicación, o la fecha de su redacción y/o su incorporación en la colección reconocida. El libro de Rut llegó a tener un uso litúrgico regular en la fiesta de las Semanas (más tarde llamada la de Pentecostés), que celebraba la cosecha del trigo.

FECHA Y AUTOR

La fecha de su redacción es también desconocida. El libro no pretende haber sido escrito en seguida de los eventos que narra; más bien, da evidencia que algún tiempo ha transcurrido desde que sucedieron los eventos. Las referencias al rey David en los últimos versículos (4:17b–22) indican que no puede haber sido escrito, por lo menos en su presente forma, hasta durante o después del reinado de David. Las explicaciones de la costumbre de quitar y entregar la sandalia en confirmación de transacciones o redenciones (4:7) parecen señalar que tal costumbre ha caído en desuso con el correr del tiempo. Los que analizan la evidencia literaria (vocabulario, giros idiomáticos y otros asuntos de estilo) llegan a diferentes conclusiones: algunos, que la redacción es preexílica (posiblemente durante la última parte del reinado de David, ya que no se menciona a Salomón); otros, que la redacción es posexílica (cuando los otros libros de los Escritos fueron terminados y elevados a su estado canónico). Los argumentos son tan balanceados que uno termina donde comenzó: la fecha de redacción es desconocida.

De todos modos su lugar en la Biblia es incuestionable y la preservación de su texto a través de 2.500 a 3.000 años ha sido notablemente limpia, de modo que el texto heb. del que ahora disponemos presenta muy pocos problemas. La RVA solo recurre a evidencia versional en cuatro lugares (1:21; 2:7; 3:15; y 4:5) y en solo dos de ellos (2:7 y 4:5) alega que el TM es “de significado oscuro”.

Si su autor y el tiempo de su redacción son desconocidos, el tiempo histórico que pretende reflejar es aclarado en el primer versículo: “… en los días que gobernaban los jueces …” (aprox. 1200 a. de J.C. hasta 1050 a. de J.C.). Esta frase nos remite al libro de Jueces. Pero si hacemos una relectura de ese libro, pensando que así vamos a entender mejor el libro de Rut, nos impacta más su contraste que su afinidad. El libro de Jueces pinta, una y otra vez, el cuadro de apostasía, surgimiento de algún caudillo o líder carismático (un “juez”), y cierta renovación o restauración bajo el liderazgo de ese juez. Era un tiempo casi de anarquía, mucha violencia y poca piedad, cuando “cada uno hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos” (Jue. 16:6; 21:25). No por eso hemos de pensar que este hermoso idilio de la vida rural es invento de su autor. Aun en tiempos modernos de guerras u otras crisis nacionales o regionales, conocemos casos cuando a nivel local la vida se sigue desarrollando con cierta normalidad y con personajes que pueden distinguirse por sus características nobles y ejemplares. Tal es el caso de Rut.

MENSAJE Y VALOR

El propósito del libro, su género literario, su mensaje y valor contemporáneos son temas que se entremezclan. Hay quienes quieren interpretar el libro como una protesta a las reglas de Esdras y Nehemías en contra de matrimonios mixtos (ver Esd. 10 y Neh. 13:23–27). Pero los argumentos para una fecha de redacción preexílica son demasiado fuertes para adoptar esta postura fácilmente. Además, el libro mismo carece del espíritu polémico. Otros creen que el autor no tenía otro propósito que contarnos una historia interesante (que incluso, dicen, puede haber sido creado con poca base histórica). Nuevamente los argumentos no convencen, a pesar de que el valor de la pieza como literatura no puede ser negado; más bien ha sido ampliamente reconocido por críticos como Goethe y Keats. En lo que probablemente es el estudio reciente más exhaustivo sobre la cuestión del género literario de Rut, Frederic Bush concluye que el género literario de Rut es el de “un breve relato que edifica”. La revelación de los personajes principales (Noemí, Rut y Boaz) con sus características, usando diálogos amplios más que la narración de “grandes eventos”, es la técnica básica del autor. La estructura es de quiasmo, como ilustra la Biblia de Estudio Siglo XXI; es decir, los elementos son puestos en cierta secuencia creando un paralelismo en orden inverso y en donde las partes que son casi sinónimas se encuentran en el medio. El resultado es que de la problemática de la muerte y la vanidad (comp. Job y Eclesiastés) viene al fin la resolución de vida y plenitud. ¡Fácilmente conecta con el mensaje cristiano! No hay duda que el libro edifica, ¡y sin moralejas! Sus personajes ejemplares son dignos de estudio e imitación. El énfasis en el linaje de David puede haber respondido a intereses durante su reinado, o un poco después, pero conecta con las profecías mesiánicas y resulta en que Boaz y Rut aparecen en la genealogía de Jesucristo (Mat. 1:5). Si bien es cierto que uno de los personajes principales es un hombre (Boaz), es imposible no captar un enfoque sobre las potencialidades de las mujeres. Los hombres y la sociedad en general pueden haberlas considerado en la misma categoría que propiedades (comp. 4:1–10); pero estas mujeres superan crisis, toman iniciativas, hacen planes y realizan cosas, y todo dentro de un marco de fe y dedicación que son ejemplares para todos, hombres inclusive. El libro también tiene el valor de desanimar todo intento exclusivista judío en favor de una actitud misionera hacia otras naciones, de manera que algunos lo comparan a Jonás. El libro enseña la providencia divina sin usar esta palabra. A pesar de las tragedias que la vida puede traer (y ellas dentro de la voluntad permisiva del Todopoderoso), la mano divina guía en maneras que solamente a la postre se entienden. Y lo hace para todos, sin distinciones raciales o nacionales. Que el rey David o el Mesías tuvieran algo de sangre moabita bien podía haber escandalizado a algunos; pero en el plan y la providencia de Dios, así fue, “porque de tal manera amó Dios al mundo …” Por supuesto hay otros valores en el libro, como los de reflejar costumbres antiguas, enaltecer los conceptos de matrimonio y hogar, sustentar la posibilidad de conversión, animar la pureza prenupcial como también la lealtad familiar, y mostrar que Dios cuida de la gente sencilla así como también de los grandes, hayan sido o no aspectos del propósito que motivó el autor original. La vasta apelación de este libro no está limitada a jóvenes y adultos como lo muestra el libro de Juan C. Varetto, que fue dirigido a niñas adolescentes.[1]


[1]Daniel Carro, José Tomás Poe, Rubén O. Zorzoli and Tex.) Editorial Mundo Hispano (El Paso, Comentario Bíblico Mundo Hispano Josué, Jueces, Y Rut, 1. ed. (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 1993-), 356-59.

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